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Era navidad en el reino, y como todos los años lo celebraría. La tarde era muy fría, las calles estaban nevadas y en la plaza se colocaban luces de colores.

En medio de la plazoleta se colocaba un enorme árbol con bolas navideñas de todos los colores y diseños. Los niños corrían por las calles y la emoción comenzaba a pintar las calles.

La tradición navideña consistía en que cada persona, opcionalmente, hacía un regalo a otra y lo dejaba bajo el árbol, y finalmente, el día de Navidad, todos acudían a la plaza, abrían los regalos y hacían una pequeña verbena. Nunca hubo ningún intento de robo de regalos, ni mucho menos.

Unos días antes de Navidad, todos comenzaban a hacer los regalos, a envolverlos y a colocarlos en los pies del árbol.

--¿A quién irá dirigido tus regalos Bakugo?-- Preguntaba Monoma al príncipe.

--Claramente a mi mismo.-- Respondió el rubio.

--Bakugo, todos sabemos a quien va a ir dirigido tu regalo, y no es específicamente a ti...-- le discutió Lucía haciendo una mueca pícara.

--¿No tienes nada que hacer?-- Comentó él mientras le echaba del salón.

La chica se colocó la capa y salió hacia la casa de Kiana caminando por la nieve.

--Bakugo, Kiri, Lucía, Todoroki...creo que están todos.-- contaba la caballera las cajas envueltas con papel de colores.

--Ya estoy en casa.-- exclamó Kirishima entrando por la puerta con las manos llenas de joyas.

--Que susto, ¡llama antes de entrar!-- le regañó la chica.

--¿Qué es todo eso?-- cuestionó Kiana.

--Bueno... regalos, y más regalos, se los robé a unos tíos de allí.-- Respondió el chico sonriendo.

--¿Puedo entrar?-- una voz femenina se escuchaba tras la puerta.

Los hermanos dejaron a Lucía entrar y estuvieron un rato hablando.

Pasaron los días y el árbol comenzaba a llenarse de presentes. Y así fueron pasando las horas hasta que llegó la deseada navidad. Todo el reino se encontraba en la plaza, muertos de ilusión por abrir sus regalos. Mitsuki llegó y así inauguró la verbena.

La multitud se acumulaba al rededor del árbol, abriendo los regalos.

--Wow un anillo, ¡gracias Kiri!-- agradecía Lucía a su "amigo".

--A ver... esto es para ti... no te lo hice porque quisiese, fue por compromiso.-- Bakugo le entergaba un paquete a Kiana con un lazo de seda rosa. Dentro de la caja se encontraba un maravilloso collar delicado y elegante.

De repente empezó a sonar la música, y todos celebraron su perfecta Navidad.


𝐓𝐡𝐞 𝐛𝐞𝐬𝐭 𝐦𝐨𝐦𝐞𝐧𝐭𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora