Era una tarde lluviosa en Taketomi, las farolas de las calles estaban encendidas y una luz tenue iluminaba las aceras y los campos.
Kiana, Lucía, Bakugo, Kirishima y Todoroki se aburrían en el castillo. ¿Qué hacían? Estaba lloviendo a cántaros. Al cabo de un rato razonando sobre lo que deberían hacer, decidieron salir afuera. Sabían que se mojarían, pero eso no importaba.
Salieron a las puertas del castillo, y anduvieron por las calles solitarias bajo la luz de las farolas y de la Luna. Había pequeños charcos donde chapoteaban las gotas de agua.
Estuvieron hablando sobre sus vidas hasta que Todoroki le empezó a coquetear indirectamente a Kiana. Lucía al verlos se acercó al chico, levantó la pierna y pisó un charco cercano a el lo más fuerte que pudo. La ropa del príncipe quedó empapada y ella como recompensa le dijo: "cierra la boca si no quieres que te deje sin dientes." Kiana estaba enfadada pero a la vez le hacía gracia, y es por eso que Kiana le salpicó con agua a su amiga. Eso desencadenó una pelea entre todos. Hasta que en un momento se escuchó un estruendo. Todos se giraron y ahí es cuando entonces se encontraron a Bakugo en el suelo, con el pelo mojado y el culo en un charco.
Así fue como una tarde aburrida se convirtió en una de las mejores.