La primera vez que se le montó para que lo hicieran, le preguntó si le gustaba la posición de la flor de loto.
Él no tenía ni idea de qué demonios era eso. Recordaba el 69 y las clásicas, pero ahora... no se imaginaba dentro de el bellísimo heredero si no lo tenía entre sus brazos, con su cuello al alcance y sus hermosos jadeos y sonidos varios, resonando por encima de su cabeza.
El pobre chico se había venido ya un rato atrás, pero siguió montándolo, sujetando sus hombros como si su vida dependiera de ello, insistiendo entre gemidos que llegara él también aunque tuvieran el condón de por medio.
Un detalle bastante generoso de su parte.
Sabía que el príncipe no estaba muy acostumbrado a hacer esas cosas... a usar esa parte de su cuerpo con esos motivos de manera frecuente, pues también sabía que él era el único que había probado el cuerpo del heredero de esa forma. Sobre todo teniendo en cuenta que los primeros encuentros no fueron mucho más que violentos e incómodos.
Se vino solo un par de minutos después que su compañero, escuchando sus gemidos, gritos y quejas ahogadas contra su cabello. El príncipe tenía un cuerpo perfecto, por dentro y por fuera, y lo volvía completamente loco después de que se había rehusado a comenzar con ese hábito tan peligroso.
Una vez que los dos estuvieron 'satisfechos', se dedicaron a besarse mientras su corazón volvía a bombear la sangre por sus cuerpos a la frecuencia normal.
Con el bellísimo príncipe desnudo entre sus brazos, montando su miembro, acariciando sus labios con los ajenos y sus vestimentas con deseo y ternura, un montón de sentimientos hermosos lo inundaron y pensamientos horribles trataron de ahogarlos.
En primer lugar: Príncipe. No solo representaba todo eso de lo que estaba tratando de huir, sino que también era un peligro por sí mismo. Solo imaginar lo que pasaría si los descubrieran... podía perderlo todo.
La posibilidad de que el joven hubiera insistido desde el inicio en hacer algo tan inmoral, pero que hubiera puesto la protección como algo indispensable, decía mucho sobre su personalidad y les recordaba que había peligros de los que podrían no librarse tan fácilmente.
Pero había un montón de instintos que sobrepasaban a la lógica o la simple biología.
"Me estás lastimando~" Le susurró el de los ojos tintos, tranquilamente, al despegarse del beso en el que se había quedado reflexionando.
Abiak se puso de pie y acomodó las piernas del príncipe alrededor de su cintura, saliendo de su cuerpo con un jalón.
El más bajo se colgó de su cuello con suma familiaridad, respirando tranquilamente, una sonrisa en sus labios que pudo sentir en sus pectorales, acompañada de la ligera brisa de su respiración.
"No estás sangrando esta vez, cierto?" Preguntó por simple precaución. Estaba completamente seguro de que no le hubiera hablado con tanta ternura si de verdad le doliera algo, más bien, debía estar a punto de sufrir el daño cuando le habló.
"Fue una gran aventura tratar de curarlo, cierto?" Preguntó el joven heredero con una risa divertida.
Levantó una ceja ante el comentario de su pareja "No fue divertido, estúpido, un error me hubiera costado la cabeza"
El más alto caminó escaleras arriba, con el joven en brazos, acomodado ahora, estilo nupcial, en el camino pasando junto a un bote de basura como de papelería, colocado junto a una cómoda, se quitó el condón y lo tiró con cuidado de que no se notara por encima de los otros papeles.
"Bueno, fue tu culpa de todos modos" Dijo el otro haciendo un puchero, ahora reclamando sin motivo aparente. No, le estaba reclamando porque no le encontró la gracia a su chiste.
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El amor del príncipe [Prideshipping]
Fanfic[Prideshipping: Yami Yugi/Atem x Seto] No, tranquilos, no es tán cliché como suena. Hay superpoderes y asesinatos y traición y demás cosas graciosas jajaj La sociedad está completamente fragmentada. Dependiendo del poder económico, de la influencia...