16 de Diciembre
Fase lunar: Luna nueva
Bip, bip...; Acurrucada bajo el mullido y calentito edredón estiro el brazo para alcanzar la mesilla, en un intento vano por localizar el móvil sin tener que moverme ni un centímetro de mi acogedor nido. Por el camino me llevo por delante la lampara de noche y el joyero de piedra, recuerdo de las bodas de plata de los padres de Ruby. Palpo, a tientas, varias veces más hasta que doy con él. La intensa luz de la pantalla daña mis pupilas.
—¡Mierda! — exclamo cerrando de nuevo los ojos. Cuando mi vista se adapta veo un mensaje de mi pelirroja.
Ruby:
Beca siento avisarte con tan poco tiempo, pero estoy con mamá en urgencias y no voy a poder abrir el salón. Puedes hacerte cargo de mis clientas, ¿verdad?. Te quiero tantiiiisimo...
Beca:
Sin problema pequeña. Espero que no sea nada. Me cuentas cuando regreses. Te quiero mil...
Soy una asquerosa, mentirosa y espantosa amiga y no me odio por ello. Claro que es un problema. El problema que me supone madrugar en mi único día libre, cuando ya había planeado pasar la jornada repanchingada en el sofá con la única compañía de un bol a reventar de palomitas, una botella de dos litros de cola light y Netflix. Poniéndome al día con mi serie favorita "Stranger Things". Pero todo sea por mi pequeña pelirroja, ella sabe que daría la vida por ella.
Miro el reloj. Las ocho y media.
—¡Joder! — doy un salto de la cama, que para ellas lo quisieran las gimnastas olímpicas, para caer directamente en la ducha. Tengo solo treinta minutos. Agarro el primer vaquero que aparece nada mas abrir el armario y uno de los jerseys, que esperaban secarse, del calefactor. Me cubro la cabeza con un gorro de lana para evitar pillar una pulmonía por salir con el cabello totalmente mojado. Agarro bolso y abrigo y salgo como alma que lleva el diablo.
La gélida brisa invernal se siente en mi piel como si miles de pequeños alfileres se estuviesen clavando a la vez sobre mis mejillas. Se me congela por completo la nariz, dejándola tan roja como la del famoso reno de Santa Claus. A esta temprana hora, la calle ya esta llena de gente, padres que llevan a sus hijos a la escuela, trabajadores a punto de abrir sus negocios, camiones de reparto que abarrotan las carreteras heladas. Soul Lake no esta considerado uno de los pueblos más grandes del condado, ni el que tiene la mayor población por metro cuadrado. Tampoco es uno de los más turísticos, todo sea dicho, pero si es cierto que está lleno de vida. Es un lugar en el que se respira algo especial.
A lo lejos veo a Lorna, la estridente hija del alcalde y es en ese momento cuando decido que lo mas sensato es cambiar de acera, pero siento que es demasiado tarde cuando la veo caminar a paso ligero hasta mi posición.
ESTÁS LEYENDO
Ojos de luna
AcakCuando la vida de Beca comenzaba a ser normal, todo da un giro de 360° con la llegada a Soul Lake de dos extraños desconocidos. Descubrirá que aquello que siempre la hizo diferente a los ojos de los demás, lo que ella consideraba una maldición, se c...