Noa Okada sin intención alguna entro a la academia Shuchiin y fue nombrado el chico más atractivo de la escuela, de ahí el conoce a lo miembros del consejo estudiantil y descubre que por más que sea guapo no puede conseguirlo todo.
-Salió con sus amigas después de las clases y dijo que sería un rato pero la lluvia se largo y anocheció pero todavía no ha vuelto- declaró preocupada.
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Noa se puso de pie rápidamente y pregunto.
-¿La llamaste por teléfono?-
-Si, no contesto, tal vez se quedó sin batería-
-Mierda... ¡Pásame mi chaqueta ire buscarla!-
Azumi tomo una chaqueta para la lluvia y corrió a dársela al castaño.
-¿Donde la buscaras?-
-¡Donde sea la escuela, el centro comercial! ¡Da igual!- exclamó yéndose rápidamente.
-Pero...-
-¡Tu intenta llamarla! ¡Te avisaré si la encuentro!-
El castaño sin decir nada más salió hecho un rayo a buscar a la pequeña por la lluviosa ciudad.
Mientras en alguna parte...
-¡No, no, no! ¡Se me hizo tarde y además comenzó a llover!- exclamaba Akina corriendo desesperadamente bajo la lluvia abrazada a una bolsa de papel.
-Onee-chan debe estar preocupada, seguro me regañara, mi teléfono se quedó sin batería...-
De pronto una fuerte ventisca sopló y moviendo la dirección en la que caían las gotas de la lluvia.
-¡No! ¡No favor! ¡El regalo no! ¡El regalo se arruinará!- grito asustada agachándose y encogiéndose abrazando el ya nombrado regalo intentando que no se moje. Afortunadamente para esta un paraguas se posó sobre su cabeza.
-¿Huh?- soltó levantando cabeza con sus llorosos ojos.
-¿Que hace una chica tan joven como tú bajo está tormenta?- indago una voz femenina.
Las dos se miraron soprendidas, niña fue salvada de aquel chaparrón por la inesperada aparición de Ai Hayakasa.
"Esta niña, es la que aparecio ese día cuando Noa me..." Hayasaka recordó cuando Noa la rodeó con sus brazos, esto hizo que soltara un leve sonrojo.
"No es momento de recordar eso..."
-Tu...-
-Ah, ven vamos al resguardo de la lluvia-
La rubia y la pequeña corrieron bajo el pequeño techo de una tienda.
-Toma secate el rostro- la rubia le pasó un pañuelo bellamente decorado.
-Gracias, lindo pañuelo-
-Gracias-
La pequeña a pesar de estar secándose el rostro no soltaba el regalo que tenía en las manos.
