I N S T A N T E S

Capitulo Once

A las siete maravillas que existen en el mundo, debería de añadírsele apreciar la lluvia en cualquiera de sus formas, ya sea desde tomando un chocolate caliente, café hasta un  té, o sencillamente estas en los brazos de aquella persona que tanto amas mientras las botas de la lluvia resuenan fuertes al chocar entre ellas y caer. Y, como no tenía en este momento a ninguna de las personas que amo, ya mis hijos dormían ajenos al ruido del cielo cayendo afuera. No los culpo en lo absoluto, dormir mientras llueve es un placer, que libera el alma. Y el hombre que amaba estaba a 615.6 km de distancia, lo único que me quedaba era mi ventana, Muppet y un chocolate caliente.  Pero a decir verdad, estaba disfrutando mucho estar sola, disfrutarme, disfrutar mi compañía, hacía mucho que no la tenía o no me preocupada por tenerla porque a veces es tan importante salir, descubrirse, conocerse, conocer, alejarse un poco de la gente que uno ama y de las cosas que uno ama, para preguntarnos ¿Quién soy? ¿Quién quiero ser? ¿Estoy llena haciendo lo que hago? 

Y eso no significa que no amemos a quienes nos rodean, que no nos guste las cosas que tenemos; en lo absoluto, significa, interiorizarnos, descubrir si lo que estamos haciendo nos llena y amarnos, de eso se trata la vida. Amarnos nosotros mismos para mostrarle a las personas como queremos ser amamos, cuando tu te amas, jamás, dejaras que alguien te ame menos de lo que tu mismo te amas.   

Suspire. 

A veces nos cuesta tanto simplemente soltar, nos condicionamos tanto a qué es lo que la gente quiere y hacer eso, para ser aceptados y amados; pero en lugar de eso nos sentimos tan miserables, que ironía.

Cerré los ojos con fuerza  inhalando el olor a tierra mojada mientras mis oídos se impregnaban del sonido de la lluvia, que cada vez parecía mas que el cielo iba a caerse pero se sentía tan bien. Sonreí con melancolía cuando la voz de Wilson sonó en mi mente claro y fuerte. Lo extrañaba muchísimo, hace 3 días que no me escribía, el ultimo mensaje que recibí fue de el despidiéndose  porque iría al bosque con su familia, al parecer la señal no era tan buena, básicamente nula. Por lo que acordamos que era mejor que no llevase su móvil, igual la finalidad de ese camping era pasar un tiempo en familia, con sus padres, hermanos y sus hijos, no quería ser un estorbo de ningún tipo. Restándole esos días todas las noches eran nuestras, desde videollamadas de 5 horas, hasta llamadas de 5 minutos solo para escuchar nuestras voces.  

Abrí mis ojos viendo la lluvia y mordí mis labios tratando de evitar la sonrisa que comenzaba a aparecer pero fue nulo. Íbamos demasiado bien, no sentía que era rápido. Había espacio, confianza, respeto, comunicación y sobre todo amor; éramos un equipo. Un sonido insistente me saco de mis pensamientos y tome el móvil un poco descolocada porque no reconocía ese número pero me dio curiosidad por la hora, temí que fuese algo malo.

Hola - sonó esa voz que tantas noches había imagino que me llamaba y ahora, al parecer era real.- 

-Hola - susurre sonriendo como una tonta adolescente enamorada.- 

¿Cómo estas? extrañe demasiado tu voz. Creo que me hiciste adicto. -bromeo-

-Estamos exactamente en las mismas, ¿sabes? estos tres días he escuchado o mas bien fantaseado con el sonido del celular avisando que uno llamada tuya entraba y al descolgar tu voz inundaba desde mis orejas hasta mi cuerpo, completito. -escuche su suspiro del otro lado de la línea y sonreí mordiendo mi labio inferior- ¿Cómo estas? ¿Cómo va todo? 

Pues mira, Kassian se a montado un speech del porqué tenia que ayudarle a montar su casa de campaña porque el aún es un niño el cual se debe a sus padres - solté una carcajada con eso ultimo, mientras caminaba hacía la cama para ponerme más cómoda-