Capítulo 3: Golpes

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Un lloriqueo me despierta, nose que hora es y aún no se ve el sol por la ventana, así que no puedo saber si ya es de mañana. Me levanto y miro a mis costados, por suerte mis dos hermanas aún duermen. Camino a la puerta tratando de hacer el menor ruido posible, trato de apurarme antes de que de nuevo se escuche el lloriqueo.

Camino descalza buscando al bebé, se que es quien llora, al parecer mis padres aún duermen y no hay que despertarlos, porque se molestaran mucho. Encuentro al pequeño llorando un poco, estaba con frío y debia tener hambre, lo tomó con cuidado y bajo para buscar algo que darle, normalmente se donde encontrar algo de leche, la escondo en un hueco que hay para que solo yo y mis hermanas sepan donde está.

Por suerte aún queda un poco, le doy lo que queda y logró que se duerma. Lo llevó con mis hermanas y buscó algo para poder cambiarlo, me doy cuenta de que es una niña, como nosotras, tal vez por eso es que ... Decidieron dejarla.

—Valery ... —susurró— ¡Val! ¡Despierta!

Ella se remueve y frota sus ojos.

—¿Que sucede? —Me pregunta un poco adormilada.

—Necesito que la cuides — señalo a la pequeña.

Valery asiente.

—Subo en un rato ... No tardo — digo y salgo de la habitación.

Bajo de nuevo a la cocina y buscó para desayunar, debia apurarme. No queria que alguno de mis padres me viera, porque entonces todo sería muy malo.

Trato de no hacer ruido mientras tomó algunas cosas para ir con mis hermanas.

—¡Tú! —Escucho esa voz mío detrás y quedó paralizada— ¡Te estoy hablando pequeña zorra!

Me giro con mis manos empezando a temblar y lo veo ahí, hecho un asco, un vagabundo ... Hasta donde yo estaba, podía sentir ese olor tan nauseabundo, ese olor a borracho que siempre traía.

—¡¿Que mierda crees que haces ?! —Se acerca a mi y yo retrocedo hasta pegarme contra la pared.

—Y-yo ... —trago saliva y desvío la mirada— S-solo, buscaba, c-comida ... P-para, mis hermanas — trato de no tartamudear, pero es imposible.

Ttt ... — me arremeda haciendo un gesto de asco— no tartamudees. Se escucha ridículo.

—P-per ... —no me deja terminar, cuando siento un puño chocar en mi mejilla.

-¡Poner un! ¡Que no estés trabandote! —Me grita y da una mirada a las cosas que iba a subir— ¿a donde crees que vas a llevar eso? ¿Eh?

—Es para mis hermanas — digo por fin sin trabarme.

—¿Tu crees que eso, se los darás? —Me toma del cabello y me acerca a su rostro — ustedes no se merecen eso, son unas perras mantenidas — su aliento me causa una mueca de nauseas.

—Tienen hambre — me excusó a lo que no le gusta, porque enseguida me da un golpe contra la pared.

—¿Hambre? ¿Hambre? ... ¡Hambre la que yo tengo! —Me lanza una patada— ¡y ustedes, malditas zorras! ¡Se tragan lo que no es suyo! —Da un escupitajo que por poco cae en mi rostro.

Me mantengo en silencio, no podía decir que salia a conseguir comida, eso me daría muchos problemas.

—Más te vale ... Que dejes eso donde estaba.

—Pero ... Mis hermanas.

—¡Me vale mierda, tu y tus estúpidas hermanas! —Da un golpe que termina por hacerme sangrar el labio.

Suelto un par de lágrimas, no sabía que dolía más, si lo que decía, o los golpes que daba.

—¡No estes llorando, estúpida! —Me toma del cuello y me estampa de nuevo contra la pared— que te quede claro que son una basura — me aprieta con más fuerza el cuello— de no ser por nosotros, aquí no estarían malditas. Agradece que tu y tus malditas hermanas, serviran de mercancía. Serán una buena negociación y me darán dinero, porque es para lo único que deben servir — aprieta más empezando a dejarme sin aire, luchó por respirar pero se niega a soltarme— entiende ... Que no son nada ¡nada! —Me suelta de golpe y yo caigo al suelo, doy un respiro largo, sientiendo aún mi respiración cortada.

Me levanto y miro a mi alrededor, mi respiración regresa, pero mi cuello duele, mi mejilla arde y mi labio tiembla.

—La próxima vez ... Que te vea robando, veras lo que te va a pasar, por rata y zorra — advierte antes de irse y llevarse toda la comida que había reunido.

Espero a que se vaya y me muevo, siento una punzada en el estómago, esa patada me había dolido realmente y mucho. Camino con dolor y tomó el último recurso, una botella de agua y una bolsa de pan que había de hace unos.

Subo las escaleras con dolor, definitivamente me dolía, pero no iba a quejarme. No ahora, llegó con ellas y me siento a su lado, ambas están leyendo el último libro que logre traer.

—Veró ... —mi pequeña Violett sonríe, es suficiente para mantenerme, ella se acerca y me abraza— feliz cumpleaños.

—¿Es hoy? —Pregunto, había olvidado eso por completo.

—Si ... Es hoy ¿recuerdas? —Val me mira y yo asiento.

—Feliz cumpleaños Val — la abrazo aguantando la punzada de mi estómago.

Si hoy era el día, eso quería decir que ... La pequeña caja, llegaría hoy, debía buscarla antes que mis padres, así que tenía que buscar la forma de que no la vieran. Tal vez, si hacia que pelearán o discutieran, eso funcionaria y me daría tiempo de tomar la caja.

Pase el resto de la mañana con mis hermanas, en lo que llevaba la hora de recoger lo que es nuestro. Baje de nuevo y me escondí en una de las esquinas de la escalera. Allí podría ver cuando la Caja llegará y eso ayudaría mucho. Espero ahí un rato, hasta que veo como se desliza por el único agujero que dejó abierto hoy mi padre.

Espero un par de minutos, pero ninguno de los dos baja, subo a ver porque ... Ambos estaban dormidos, drogados y dormidos. Bajo rápidamente, tomó la caja y subo de nuevo, al parecer esta vez tenido suerte, pero no sabía si la próxima sería así. Abro la caja, hay dinero como lo supuse, lo tomó y lo escondo bajo una tabla del piso.

No era mucho, pero servía para nosotras. No quería problemas, así que deje solo un poco en la caja y la puse de nuevo en la puerta, al sentir pasos, me escondí rápido y me quede en silencio.

°VERÓNICA°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora