Capítulo 5: Un nuevo Ángel.

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Luego de aquel horrible suceso, nada me pareció igual y nada fue lo mismo conmigo, cada noche me atormentaba el dolor y el recuerdo de lo que me había hecho, el hombre a quien yo llamaba padre "eso no lo hace un padre Vero", me dijo Val, según ella una chica le había dicho, que sus padres eran amorosos, le ayudaban con las tareas y la llevaban al parque, nunca la lastimaban y siempre la cuidaban, le pregunte donde había conocido a la chica y me dijo que una noche, cuando yo estaba en el baño, tuvo que salir a escondidas porque no había un pañal para la pequeña, que aún no tenía nombre, por lo que se vio obligada a salir ella sola, por suerte, ninguno de los adultos se dio cuenta y no sucedió nada. Le pedí a Val que no volviera a salir de esa forma, pues la próxima vez, quizá ya no tenga la misma suerte, ella prometió no volver a hacerlo y allí termino la conversación.

Me dolía saber que, mis padres simplemente no eran como los demás, no nos cuidaban y lo único que hacían era tenernos aquí encerradas, sin darnos nada delo que necesitamos. Ya había pasado casi un mes desde que ocurrió ese suceso, al que descubrí, se le conoce como violación, cada vez todo era más difícil y ahora el reto de salir y conseguir ciertas cosas, era algo que con el día a día, se me complicaba cada vez más. Para mi suerte, el hombre no volvió a pedirme que entrara a su habitación o que hiciera algo que no quería, sin embargo, había intentado más de una vez, llevarse a alguna de mis hermanas, para hacer lo mismo con ellas, cosa que yo evitaba a toda costa de alguna forma u otra.

—¿Vero? —la voz de Vi, logra sacarme de mis pensamientos.

—¿Sucede algo Vi? —pregunto mirándola a lo que tímidamente, ella asiente. Mi mirada se forma en un gesto de confusión y ella abre su boca para hablar.

—Val, ella...está en el baño y te necesita.

—¿Val? ¿Qué tiene? —dejo a la pequeña sobre las mantas y me levanto del suelo— ¿Sucedió algo grave?

—Es que... Val está sangrando— respondo rápidamente y aun algo confusa, voy rápidamente al baño y toco un par de veces.

Miro a Violett que juega con sus manos, está nerviosa y no quiere verme a los ojos, toco de nuevo y esta vez Valery, por fin responde.

—¿Violett? Te pedí que llamaras a Vero.

—Soy yo Val, abre.

No tengo que repetirlo cuando mi gemela abre y noto la sangre que cae de su mano, miro el lavado y veo que también hay manchas de sangre, miro a mis dos hermanas y por último decido preguntar mirando a Val.

—¿Qué sucedió? —hablo y mis dos hermanas se miran entre sí.

—Estábamos en la cocina y Vi quería un vaso para tomar agua, le dije que esperara porque sé que ella no alcanza la alacena, pero no me hizo caso, así que el vaso cayo y se rompió, quise recoger los vidrios, pero en eso me corte la mano cuando los tiraba.

—Lo siento—susurra Vi, aun sin verme a los ojos.

Doy un suspiro, Violett sabía bien, que debía obedecer. Aun así, no mostré enojo, porque sé que tampoco lo hizo a propósito— bien, no importa, ya paso, pero no debe pasar de nuevo...ahora déjame ver—hablo y al tiempo le pido la mano herida mi hermana. Ella obedece y me deja revisar, es un corte un tanto profundo, había que desinfectar y vendar, eso quería decir, que tendría que salir.

—Tengo que ir a la farmacia, quédense en la habitación con la pequeña y no salgan, pase lo que pase. ¿Quedo claro?

Ambas asintieron y luego de limpiar bien el lavado, me asegure de que se fueran a la habitación, para luego salir con cuidado de que no me viera nadie.

Camine por las calles buscando la farmacia, sabía que había una cerca, donde el Señor Olson, trabajaba, él era el que me ayudaba siempre que me quedaba por ahí fuera soportando el dolor.

—Verónica, ¿Qué ha pasado esta vez? —pregunta cuando me ve llegar y sale de su puesto para revisarme.

—Esta vez, no soy yo Señor Olson, es mi hermana, Valery. Se ha cortado y necesito vendar la herida y desinfectar.

El asiente observándome con atención, sabe que puedo inventar cualquier excusa para no decirle la verdad, pero esta vez no es así.

—Bien... entonces espérame aquí—me pide aun no muy convencido, luego entra a la farmacia y busca un par de cosas que no logro ver aún. Se tarda un poco y yo empiezo a alterarme, porque no me gusta dejar tanto tiempo solas a mis hermanas.

—Podría... —no termino de hablar cuando el señor Olson, sale de nuevo y me entrega un vendaje y un tarro de alcohol.

—Ten cuidado, el alcohol es inflamable—advierte mientras me entrega el tarro, yo saco un par de billetes y los extiendo hacia él, pero los rechaza y me dice que vaya a casa rápido.

No tengo tiempo para decir que no e insistir, así que solo le doy las gracias y rápidamente corro de vuelta a mi casa, a mitad de camino, empiezo a sentir como las gotas de agua caen de a poco desde el cielo, si no me apuraba llegaría demasiado húmeda a casa y eso era lo que menos quería ahora, así que acelere mi paso. La lluvia se intensifico cada vez más, mojando mi ropa y haciéndome tener frio, aun así, llegué a casa y entre, cuando lo hice el llanto de mis hermanas me alerto de forma inmediata.

Corrí hasta el lugar de donde provenía el llanto, se notaban desesperadas y lamente haberme tardado tanto, cuando llegue a la habitación de dónde provenía aquel escándalo, la escena en sí, me impacto demasiado, allí estaban mis hermanas llorando, Val estaba tirada en el suelo, llorando con apenas un poco de ropa, supe bien lo que le había hecho, a su lado estaba la pequeña Vi con la bebé en brazos que también lloraba sin consuelo, en una esquina de la misma habitación, recostado en la pared estaba el hombre al cual dejaría de llamar padre, estaba como siempre con el peor aspecto, con un olor horrible y sus ropas sucias, reaccione rápido cuando mis ojos vieron que la mano de ese hombre toma impulso para pegarles a mis hermanas.

—¡No! —grité fuerte y me atravesé llevándome yo el golpe, haciendo que caiga al suelo.

No hay respuesta de nadie, solo llanto, giré mi vista con los ojos vidriosos y lo vi, estaba ahí parado mirándome con demasiado odio y asco. Trate de levantarme, pero me maree y tuve que sostenerme de la pared.

—Me canse... solo dan problemas y no sirven para nada—mascullo el con rabia y escupió al suelo, justo a mi lado. Ninguna de nosotras dijo nada, tenía miedo, con mis hermanas aquí, era peligroso cualquier movimiento.

Así fue, hasta que, desde el marco de la puerta, la silueta de mi supuesta madre, se hizo presente en el marco de la puerta.

—Si tantos problemas te causan...—dio una calada al cigarro que traía— entonces, deshazte de dos. Las más pequeñas...porque las mayores, solo deben esperar un par de años— dicho esto, tosió un par de veces y me sonrió, no podía creer que mi propia madre, fuera quien estuviese dando la idea, de deshacerse de mis hermanas.

—empezare con la más pequeña—escuche que dijo el hombre, camino hasta Violett y le arrebato con fuerza a la bebé. Corrí hasta él y traté de impedir que se la llevara, pero el agarre de mi madre en mi cabello, me impedía acercarme a él.

Empecé a llorar y a rogar para que no le hiciera nada, pero todo fue en vano, pues antes de que alguna de nosotras pudiese gritar, aventó a la pequeña por las escaleras, haciéndome vivir en carne propia, como su llanto se apagaba de a poco, hasta que ya no lloraba y un charco de sangre se formaba al final de la escalera.

Todo pasaba tan lento en mi mente, que simplemente no pude evitar sentí como el odio se apoderaba de mí, él había matado a un ángel de la tierra, un ser inocente y ahora debía ser castigado. Deje de creer en todo y fue entonces cuando decidí, que solo me importarían mis hermanas y que, si algo era injusto para ellas, yo sería quien cobrara justicia por mi cuenta.

°VERÓNICA°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora