Solo una niña, solo eso.
Lo recuerdo como si fuese ayer.
Los gritos, mi hermana llorando, mi gemela escondida y la nueva bebé, si, la nueva bebé. Esa pequeña a la que aún extraño. Por ella logre sacar a mi otras dos hermanas de allí, reuniendo el valor, se supone que a esa edad, debi haber Estado jugando con muñecas pero no fue así.
Empezaré desde el día en que todo cambió, nunca fuimos una familia feliz, mis padres apenas si estaban en casa. Mi mamá, ella siempre estaba fuera, trabajando, nunca supe en que, pero ese trabajo la tenía ocupada siempre.
Mi padre, nose que hacia, me gustaría decir que trabajaba, pero realmente no es así, estoy segura de que hacia cualquier otra cosa, siempre llegaba diferente y se desquitaba con alguien. Nunca fuimos nosotras, no hasta ese día.
Recuerdo que era lunes, también recuerdo que era muy noche. Me desperté cuando escuche los lloriqueos y como una de mis hermanas pedía con desespero que parase.
Crei que era un sueño, pero no fue así, no era un sueño y ese grito de dolor me lo confirmó. Me levante de golpe, mire a mi lado y ví a la más pequeña allí, dormida, me alivio saber que Violett estaba allí, pero al ver el otro lado vacío, me altere. Valery no estaba y por el grito, era totalmente obvio que fuera ella.
Me levante con rapidez y baje las escaleras con cuidado, sabía bien que escalones debía pisar para no hacer ruido y mis pies pequeños eran una ventaja, me arrastre por el suelo con cuidado hasta llegar a la cocina donde el llanto era muy fuerte.
Al asomar mi pequeña cabeza, pude ver a mi gemela escondida en un pequeño rincón, abrazaba sus rodillas y temblaba sin control. Estaba tan asustada, sus ojos estaban llenos de lágrimas y su única salvación era ese pequeño rincón.
No podía verla de esa forma, no mientras veía como a quien llamábamos padre le gritaba cosas que no entendí en aquel momento, amenazaba con pegarle y gritaba con demasiada fuerza.
—¡Eres una desagradecida! ¡Vas a ver que pasa cuando seas mayor! —escuche con claridad una vez asimile la situación. Escuche como tomó un trago grande de la botella que traía en mano y al ver que no tenía tanto equilibrio supe que estaba tomando.
—¡me darán mucho por ti! —soltó una risa que me dio miedo— ¡solo unos años más!
No sabia a que se refería, pero temía por mi hermana, tan indefensa y sin poder hacer nada. Me daba miedo que la golpeara si es que ya no lo había hecho o que le hiciera algo, así que rápidamente pensé un plan, para poder sacarla de allí.
Mire a mi alrededor, encontré una de las botellas vacías en el suelo. La tome con manos temblorosas y con la poca fuerza de mi cuerpo la tire en el lado contrario provocando un fuerte ruido.
Me tape los oídos con algo de temor al escuchar tal estruendo, pero no deje de mirar que sucedería. Al ver como mi padre limpio sus labios molesto con su antebrazo y camino hacia donde tire la botella, rápidamente fui con mi hermana y la jale hacia mi escondite cerca de la escalera.
—vuelve a la habitación... —susurre con el tiempo contado.
—No... No quiero dejarte sola—dijo, pero sabía que tenía miedo.
—estaré bien hermanita, regresa. Por favor ve a dormir, no quiero que te pase algo malo—le di una sonrisa, disimulando el miedo que tenía por dentro.
Ella no dijo más, asintio con temor y me abrazo, al oir a mi padre maldecir, la aleje rápidamente y corri a reemplazarla en aquel rincón.
—¿fuiste tú verdad? —se veía molesto.
Yo negué con la cabeza.
—¡Eres una perra mentirosa! —su grito me hace temblar con exageración. Me toma por sorpresa el agarre de su mano en mi brazo, era grande y fuerte, su palma me sostenia sin problema.
Mi respiración se agita y su aliento me da náuseas. Siento como empieza a dolerme demasiado y mis lágrimas son inevitables.
—Sueltame... —lloró y al parecer eso lo molesta más.
Sentí como un golpe en mi mejilla me dejaba mareada, jamás había sentido ese dolor, nunca en mis 7 años de vida, había sentido ese ardor en mi mejilla.
Empiezo a llorar aún más intenso, pero tratando de no hacer ruido. El odia que llore, pero es inevitable, siento como me tira al suelo y la falta de energía no me deja levantarme.
—son una porquería, las tres son una mierda—escucho que dice y siento su horrible aliento en mi cara—pero van a pagar, pagaran todo dentro de unos años.
Veo que sonrie, todo está oscuro pero logró distinguir con la leve luz de luna, cada gesto que hace.
—Déjame... —vuelvo a pedir en vano.
Me toma del cabello y me quejó, ya tenia bastante dolor.
—vas a ver, me vas a recompensar. Me deshare de todas y de cada una—suelta un eructo que me produce náuseas.
—me duele... —lloriqueo y el me jala más fuerte.
—lo mereces. Mereces eso y más, maldita rata, ¡crece ya! Quiero mi recompensa.
Deje de prestar atención, no quería seguir allí y solo pedía que terminara. La puerta sonó y supe que era mi madre, pensé que haría algo pero me equivoqué.
—¿que haces? ¿Otra vez ebrio? Eres un imbécil—se queja ella.
Se que esta viendo lo que me hace, pero no le importa, no parece que le importe.
—¡Dejame! Estoy afinando a esta perra—dice el y sacude mi cabeza.
Escucho la risa de ambos y me duele más que los golpes. En ese momento, me di cuenta de que éramos mis hermanas y yo.
Siento como me deja caer de forma salvaje y el impacto contra el suelo me deja con poco aire. Me quedo allí con la respiración cortante, veo algo borroso pero se que es el, se aleja de mi y por lo poco que distingo se va a la habitación junto con mi madre.
Me alivia eso, me levanto como puedo y regresó a nuestra habitación, veo a mis hermanas y son mi consuelo cuando se que ambas están bien.
Cierro con seguro la puerta, no quería correr algún riesgo, con dolor me acuesto a su lado y dejó que mis lágrimas caigan libremente. Sabía que era solo una niña, una indefensa que no podía hacer nada y eso me molestaba.
—Hermana... —susurra mi gemela.
—Duermete, todo esta bien—trato de esconder el llanto.
—No llores. No quiero que llores—siento su abrazo y aunque me duele porque toca el moreton de mi brazo no me quejó.
—Estaré bien, ahora hay que dormir—siento como no me suelta.
—me quedaré a tu lado, te quiero—quería responder pero no pude. Me quedé así, espere a que ella se durmiera y volví a llorar. Iba a protegerlas y no dejaría que alguien las dañara.
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°VERÓNICA°
AcakJamás entendí que era el amor, jamás sentí que era ser querida por alguien más, todo lo que tenía era a mis hermanas. Ellas son todo lo que tengo, mi única familia, haría lo que fuera por ellas y se que ellas también harían lo mismo. Pero no la dej...