Parte 1

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Disclaimer: Naruto y todos sus personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.

Aclaraciones: Esta es una traducción autorizada de la historia "The Sacrificed", escrita por SasuNarufan13. Pueden encontrar su perfil e historias originales en Ao3 y Fanfiction(net).

Advertencias: Ambiente medieval, hombres lobo, contenido +18, violencia, Mpreg, referencias a acoso sexual, parto, lactancia masculina...

Notas: Este fic es la segunda parte de una serie llamada "El lobo y su sacrificio". Aunque no hace falta leer la primera parte para entender esta historia, sí ayuda como a tener una mejor idea de las cosas que van pasando. Esta historia cuenta con 9 capítulos, todos desde el punto de vista de Naruto. También quiero mencionar que, aunque esta historia no es un omegaverse per se, sí utiliza varios conceptos del omegaverse y pueden encontrar cierto parecido a las dinámicas de alfa y omega.


El Sacrificado

Naruto es consciente de no ser importante para la mayoría de los aldeanos, pero jamás pensó que en serio lo fueran a sacrificar a la Bestia.


Parte 1

—Me dijo que la próxima vez que saliera de la villa me llevaría con él. —comentó, balanceando sus piernas de adelante hacia atrás, sus talones chocando con el gabinete ocasionalmente. —Parece que hay un hombre experto en animales que vive en la aldea al otro lado del bosque, y Kakashi dice que puedo aprender más con él.

La médico se giró con una sonrisa, terminando de escribir lo que fuera que siempre escribía al final del día en ese gran libro. Puso su lápiz a un lado y apoyó la barbilla sobre sus manos entrelazadas.

—Entonces, ¿seguirás trabajando con animales?

El chico se encogió de hombros.

—Sí, quiero decir, Kakashi dijo que soy bueno con ellos y es divertido aprender cómo trabajar con todo tipo de animales. —su sonrisa desapareció cuando pensó en otra razón por la cual aprender más sobre animales sería genial. —Además, si entreno más con los animales, entonces todos dejarán de verme como si fuera un inútil.

—No eres un inútil, Naruto. —Tsunade inmediatamente lo refutó, frunciendo el ceño. — ¿Quién te ha estado diciendo eso? —sus ojos castaños brillaron furiosos, como siempre lo hacían cada vez que escuchaba sobre la manera tan poco favorable en que los ciudadanos lo trataban.

Él volvió a encogerse de hombros, sus piernas ahora descansando inmóviles contra el gabinete mientras observaba con atención el piso.

—Nadie necesita decirlo en voz alta, sus rostros ya lo hacen.

Lo veía en las burlas que le dedicaban cada vez que lo veían en la calle, en las miradas fulminantes y narices levantadas, en la manera en que se mofaban y lo ignoraban cada vez que ofrecía su ayuda a alguien. La gente del pueblo lo consideraba un inútil, un chico estúpido que de alguna manera había sobrevivido cuando una terrible enfermedad se había llevado a sus padres al más allá.

Nadie lo tomaba en serio, nadie quería ni mirarlo... excepto por dos personas. Un hombre mayor llamado Kakashi, quien le había enseñado a leer y a escribir, y había comenzado a enseñarle como cuidar de los animales, llevándole libros y papel para dibujar cada vez que regresaba de alguno de sus viajes fuera de la ciudad.

La otra persona era Tsunade, una mujer rubia que exigía el respeto de todos por su destreza como doctora, y quien se ocupaba de él como tal vez otros cuidaban a sus hijos. Aunque no estaba seguro de ello, porque él nunca supo lo que era tener una madre. Pero Tsunade lo abrazaba, se aseguraba de que comiera y tuviera qué vestir, estaba dispuesta a escucharlo cuando Kakashi no estaba disponible. Eso era suficiente para él.

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