El ritual había empezado. El círculo mágico estaba hecho, las llamas crepitaban a su alrededor, y ahora, no había marcha atrás. Elizabeth se encontraba desnuda en el centro de aquel aro con un cuchillo en la mano y el corazón en un puño, pero pese a que sabía que lo que estaba a punto de hacer probablemente la condenaría para siempre, no se arrepentía de nada. La luna brillaba en lo alto, el viento aullaba con los demás animales del bosque, y ella no dudó antes de colocar la filosa arma sobre su muñeca para hacer el corte. La sangre se deslizó por la piel blanca, gotas como rubíes cayeron hasta la tierra, y de ella, emanaron destellos luminosos que le indicaron que la magia estaba surtiendo efecto.
El terror la invadió por un segundo. ¿Su sacrificio valdría la pena? ¿De verdad quería entregar su alma a cambio de una venganza? Entonces recordó el rostro cruel y burlón de sus asesinos, y decidió que sí. No se rendiría, no descansaría hasta que se hiciera justicia. Consiguió que las rodillas no le temblaran mientras un humo espeso surgía del lugar donde había realizado su ofrenda, tragándose las estrellas y rodeándola de una negrura sobrenatural. Las llamas se volvieron color púrpura, el círculo de sal comenzó a resplandecer, y de pronto todo el bosque guardó silencio. Había llegado la hora.
—¡Oh, dios oscuro! —recitó la albina en un grito—. ¡Amo de la noche! ¡Dragón antiguo! ¡Yo te invoco desde tierras lejanas para que cumplas mi deseo! —La luz se intensificó, y la peliplateada apenas tuvo el valor de seguir con el conjuro—. ¡Hazte presente, te lo imploro! ¡Sella conmigo el pacto, y a cambio, me entregaré a ti por completo! —El fuego se alzó fuera de control tras estas palabras, y de las llamas amatistas surgió una voz de ultratumba. Era una voz extraña, mezcla de terciopelo y acero, y en cuanto la escuchó, la pobre albina cayó al suelo.
—¿Quién me invoca? —dijo él casi en un ronroneo—. ¿Quién clama la intervención de los poderes ocultos?
—Y... yo —susurró temblorosa la chica, para acto seguido inhalar y proclamar sus intenciones con más firmeza—. Soy yo, mi señor. Mi nombre es Elizabeth Liones, y lo he llamado para que me ayude a ejecutar mi venganza.
—¿En verdad? —El tono de la criatura era divertido, casi alegre. Sin embargo, las siguientes palabras las dijo de una forma tan solemne que a la joven no le quedó ninguna duda de que estaba hablando con un ser sobrenatural—. ¿Y sabes lo que hay que hacer para sellar un contrato conmigo? ¿Conoces el precio?
—Lo conozco —dijo ella sin dudarlo. No había marcha atrás: se acostó en la frescura del pasto, se apoyó en los codos para mantener la cabeza en alto, y terminó la oración llena de valentía—. Debo entregarle mi virginidad. ¡Se la ofrezco! Pero a cambio, ¡quiero que me jure que cumplirá mi deseo! —La risa que retumbó por todo el círculo mágico también vibró dentro de ella, y entonces, el ser oscuro le dio su respuesta.
—Tomaré tu ofrenda y tu sacrificio. Todo mi poder será tuyo, y a cambio, al terminar tu venganza me entregarás tu alma. ¿Sellamos el pacto? —Una lágrima se deslizó por la mejilla de la ojiazul antes de decir su decisión.
—Acepto. Tómeme señor. —Sin embargo, no estaba preparada para lo que vio a continuación.
Ella había pensado que la criatura que saldría para quitarle su virtud sería un monstruo temible, un hombre con cabeza y patas de cabra. Sin embargo... la figura que emergió de las llamas rayaba en lo celestial. Un joven de piel pálida y porte majestuoso apareció a través del muro de fuego. Su talle era pequeño, su cuerpo, perfectamente formado. Su pelo era como el oro, y parecía que todas las estrellas que el humo se había llevado habían ido a parar a sus intensos ojos negros. Llevaba unas marcas como de tinta sobre su cuerpo, y en su frente, destacaba un símbolo como el sol. Sonrió casi con ternura al verla sobre el piso y, antes incluso de que ella pudiera reaccionar, lo encontró encima suyo con sus rostros a solo unos par de centímetros.
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La venganza de la Bruja - Especial de Halloween 2021
FanficEl ritual había empezado. El círculo mágico estaba hecho, las llamas crepitaban a su alrededor, y no había marcha atrás. Víctima de una terrible injusticia, Elizabeth decide entregar su vida y su alma a cambio de la oportunidad de hacer que las pers...