12: Una nueva oportunidad

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Llegó el tan ansiado día, bueno, tarde.

Después de tanto revuelo y un sinfín de momentos amargos y agradables, ambos jóvenes se concretaron para su tan esperada cita, el cual tal vez marcaba un antes y un después en su relación.

Matías practicó el mismo protocolo que la vez anterior, con la diferencia de que Luciana lo ayudó a preparar todo sumado con el positivo presentimiento de que saldría bien en esta ocasión.

La biblioteca volvió a ser la escogida para la cita, dando una referencia de su primer encuentro. Los estantes llenos de libros seguían en sus sitios, decorados por una extensa línea con banderines en forma de libros abiertos. Utilizaron una mesa ubicada frente a la estantería del género romance, específicamente en donde se guarda el libro Yo antes de ti, el mismo que les trajo recuerdos memorables.

La mesa estaba cubierta por un liviano mantel en donde estaban colocados dos copas de vino más dos platos con comidas misteriosas en cada uno.

Marcela se volvería loca si supiera sobre este montaje, pero la ventaja de Matías es que él es el encargado de abrir y cerrar la biblioteca, así que la propietaria jamás se daría cuenta de aquello.

Pero por si acaso, Matías apagó todas las cámaras de vigilancia.

Al cabo de unos minutos, Luciana se retiró no sin antes desearle toda la suerte del mundo. Y posterior a esos minutos, hizo su aparición la enamorada de Matías.

Él la vio embobado, atontado por completo de su belleza. Lucía un vestido lila corto y sencillo, pero sin dejar de ser elegante. Decidió hacerse una media cola en el pelo y con sus dos mechones colgándose por su rostro angelical. Una preciosa vista ante los ojos del chico.

-Estás hermosa...digo, tú siempre lo estás ya que lo eres de por sí, pero hoy te superaste.-la ve deslumbrado.

Leyla ríe, causando que los latidos del corazón del bibliotecario aceleren desenfrenadamente.

-Gracias, Matías. Tú también estás muy lindo.

Escuchar su nombre ser pronunciado por sus labios por primera vez se sintió como el paraíso para él. Él sólo vestía una camisa blanca acompañado de una corbata negra, que hacía conjunto con su pantalón del mismo color.

-Pero sí ya lo soy.

Leyla rueda los ojos, sonriendo.

-En cambio, tu ego no lo es.

Matías sonrió y le ofreció su mano para invitarla a sentarse en la mesa ambientada como un intento de restaurante elegante. Comenzaron a hablar de temas triviales para conocerse mejor y hacer la situación mucho más amena.

Al momento de la cena, ambos destaparon las bandejas sobre sus platos dejando ver un pollo grillé acompañado de puré de papa. Cortesía de la rubia amiga.

-¡Hey! Mi comida favorita. ¿Cómo lo supiste?-exclama Leyla, contenta.

-Tengo mis contactos.

Contestó sencillamente Matías. No le comentaría que tuvo que preguntarle a la señora de la mensa qué suele pedir para almorzar la castaña sentada frente a él.

Retomaron su conversación mientras comían, el ambiente estaba tranquilo ya que la biblioteca estaba cerrada al público y sólo se oían sus risas mezcladas con sus voces.

Al cabo de un rato, y luego de terminar de comer y beber y de reposar un poco, Matías ofreció su mano a Leyla para que se levantara de la silla. Ella lo aceptó confundida y encantada a la vez. Cuando ambos estaban uno frente al otro, Matías agarró de las dos manos a Leyla y la miró a los ojos, enamorado.

-Leyla, desde aquella vez que tropezamos acá en la biblioteca, supe que me había enamorado de ti, de tus preciosos ojos, tu hermosura, tus gestos que haces al leer, tu dulce sonrisa... prácticamente te adueñaste de mis pensamientos. Y sí, probablemente lo que dije suene cliché pero si no te diste cuenta, estamos rodeados de libros y de cliché -ella ríe y él sonríe aún más-. Así que, ya no quiero postergar más ningún momento que pueda tener contigo, aquel conflicto que tuvimos sólo me sirvió para darme cuenta de que vales demasiado y que no quiero perder ni un segundo más contigo...por eso, ¿aceptarías ser mi novia? Ten en cuenta que tendrás libros gratis, eh.

Leyla ríe de vuelta y con una sonrisa de oreja a oreja, asiente emocionada. Y tan emocionada estaba, que colocó sus dos manos en el cuello de Matías y lo besó, siendo correspondida inmediatamente.

Sus labios se movían en un vaivén imparable, se complementaban bastante bien. Él acomodó su agarre en la cintura de la chica atrayéndola más hacia él y ella siguió con sus manos en el cuello del chico.

Ambos no querían detenerse. Se sentían tan saciados por los labios del otro que no podían parar.

Y así, culmina la historia, pero no su historia. Lo que todo comenzó con un torpe tropiezo, terminó con un amor de biblioteca.

FIN

La Biblioteca del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora