Capítulo diez

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JongIn


- ¡JongIn!

No es Yon Hee la que me llama, sino EunHo. El cielo está a punto de iluminarse; los árboles son siluetas en lugar de nada más que oscuridad.

Me pongo de pie bajo el roble y me sacudo la tierra de las piernas. Ha descubierto que ha pedido un deseo. Podría esconderme aquí para no tener que verlo. No estoy obligado a presentarme ante él como cuando me llama Yon Hee. Pero no, se merece una explicación.
Suspiro y desaparezco del parque para reaparecer a su lado.

-¡Vaya! Lo de llamarte ha funcionado-dice EunHo.

Está sentado en el asiento del conductor de su coche, fuera de la casa donde se celebraba la fiesta. Es extraño ver que donde hace tan sólo unas horas había mucho bullicio, ahora está muy tranquilo y en silencio, salvo por unas pocas personas que se tambalean hacia sus coches. El rocío matutino cubre los vasos rojos esparcidos por el jardín y ha empapado la ropa de un chico que se ha desmayado debajo de los setos de la entrada.

-Estoy esperando a que salga YonHee. Entra en el coche -dice EunHo con firmeza.

Su sorpresa inicial ya se le ha pasado.

Asiento e intento calcular lo enfadado que está por el deseo de su amiga, pero me cuesta mucho leerle el pensamiento en este instante. Doy la vuelta al coche y me deslizo hacia el asiento del copiloto, donde acerco las manos al conducto de ventilación para calentarlas.

-Tenemos que hablar- dice.

Suspiro.

-Mira, ella pidió el deseo y yo tenía que concedérselo. Para serte sincero, no quería hacerlo.

-No estoy enfadado. Pero quiero saber exactamente cómo funciona. Me refiero a que si Yon Hee quiere dejarlo... ¿seguirá Chanyeol enamorado de ella?

Niego con la cabeza.

-Más o menos. Bueno, no. Los deseos no son permanentes. Deseó lo que Chanyeol y So Jung tenían, así que... hice que él la quisiera a ella en lugar de a So Jung. Era la mejor manera de darle lo que quería sin cambiar demasiado cómo es ella. En fin, hice algunos arreglos en el deseo. Todo lo que pude. Traté de que fuera un deseo para formar parte de algo, no un deseo de amor; pero puede acabar como cualquier otra cosa.

- Bien.

EunHo parece un poco aliviado.

-Y a ti te dejé fuera. Nada en ti ha cambiado -añadí.

No me parecía bien que la magia le afectara. Me vuelve a mirar, suspira y niega con la cabeza.

-Ummm... ¿Gracias? ¿Sabes? Tú y tus deseos no facilitan nada.

Logro formar una ligera sonrisa.

-Cómo nos complicamos la vida, ¿eh?

-Algo por el estilo -contesta y se frota las sienes.

Ambos nos volvemos para mirar hacia la casa cuando un movimiento
capta nuestra atención. Es Yon Hee que camina despacio hacia la puerta
delantera, de la mano de Chanyeol. Les sigue un grupo de amigos de Chanyeol, que no tienen el mismo aspecto glamuroso bajo la luz del alba que la última vez que les vi. Yon Hee, en cambio, está resplandeciente. Chanyeol tira de ella para acercársela y la chica levanta los hombros, tímida, luego se ríe, llena de vida, y deja que él la toque.

Chanyeol y Yon Hee se acercan a mi puerta y se detienen. Miro por un instante los ojos de Yon Hee antes de que desaparezcan tras la cabeza de Chanyeol cuando él se mueve para besarla. EunHo y yo nos ponemos a darle a los botones de la radio del coche. Repetidamente.

Three WishesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora