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Advertencia: spoilers del manga al final del capítulo.

In The Frozen

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— Nee-san... — Shinobu llamaba de forma preocupada la puerta de la habitación, había pasado aproximadamente una semana desde aquel día en que regresó completamente empapada con los ojos rojos e hinchados, llorando. Solo llegó a la finca y se encerró en su habitación, desde entonces no ha salido ni para comer — Abre la puerta, por favor...

Shinobu fue quien la recibió, espantándose por ver su estado tan vulnerable. Por un momento creyó que algún demonio la había atacado sin embargo, pudo notar de forma rápida en su andar que no estaba herida, al menos no de forma física.

La siguió llamándola por su nombre sin recibir respuesta alguna, intentó alcanzarla pero Kanae llegó a su habitación y se encerró golpeando de forma fuerte la puerta. Shinobu no tenía la mayor idea de qué fue lo que pasó, pero al ver que pasaban los día y ella no salía... al contrario, si se acercaba y escuchaba con mucha atención; podía escucharla llorar.

"Alguien le hizo daño, y eso no lo pienso perdonar" Shinobu tenía por seguro ese pensamiento, el solo imaginar que alguien hirió de tal forma a su hermana al tal punto de no querer salir de su habitación es imperdonable. Encontraría a la persona que le hizo daño y le haría pagar por ello.

— Necesitas comer, por favor sal de ahí... — llevaba días intentándolo, ni siquiera Kanao o las niñas lograron convencerla y eso solo le preocupaba más; el hecho en que Kanae se rompiera así... — Solo, por favor...

«No soporto ser testigo de tu sufrimiento, por favor sal. Hablemos... estoy aquí para escucharte, por favor...»

Al no obtener respuesta optó por golpear la puerta con sus nudillos, ya era mucho tiempo, no soporta más la situación.

— Shinobu... — respondió por fin, llegó a pensar que lo había imaginado, pero estaba segura que la escuchó responderle.

— ¿Nee-san? Ah menos mal, me tenías muy preocupada — comenzó a jugar con sus dedos de forma nerviosa — sal, déjame ayudarte...

— Shinobu. — esta vez la escuchó mejor, pero fue un tuno firme, casi agrio — Si de verdad quieres ayudarme, entonces déjame sola...

El sonido de su voz se fue rompiendo a mitad de sus palabras, esa petición la dejó completamente muda.

— Nee-san...

— ¡Por favor, Shinobu!

No iba a mentir: le dolió. Escuchar a su hermana de tal forma le dolió, sobre todo por pedirle eso... puso su frente sobre la madera de la puerta, suspirando derrotada. Ya no insistiría más, cuando Kanae esté lista iba a salir, y ella estaría ahí para recibirla.

Es lo que las hermanas hacen, ¿no? apoyarse cuando más lo necesiten.

• • •

El invierno por fin había llegado, dejando todo a su paso capas de nieve blanca, enfriando hasta el hogar más cálido.

Kanae veía por la ventana con ojos apagados el paisaje del que la nieve pintó afuera, la temperatura helada del clima la obligó a cubrirse con una de las mantas aterciopeladas que habían en su armario.

La depresión la había consumido tanto que ni siquiera se había podido asear, su cabello se encontraba despeinado y ligeramente seco debido a la ausencia de hidratación, su bonito olor a flores había desaparecido, estaba segura que lloró hasta quedarse sin lágrimas.

A heart of sunflower || SaneKanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora