11. Rock bottom

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¿Por qué estamos peleando?
Parece que lo hacemos solo por diversión
En esta estúpida guerra
Nosotros jugamos fuerte
con nuestras armas de plástico






Harry es el peor chofer que Louis pudo haber pedido. No solo es grosero, impuntual y malhablado con los demás conductores, sino que el rizado hace de un viaje de veinticinco minutos toda una odisea. Con todo eso, también tiene el descaro de hacer una parada, aunque vayan quince minutos tarde.

—debes estar jodiéndome—se queja cuando Harry estaciona fuera de una cafetería. Cruzado de brazos, Louis niega varias veces y revisa el reloj en el tablero del auto. Se suponía que debía presentar un examen a las siete en punto y ya son las 7.10—¿no pudiste desayunar en casa?

—lo habría hecho si alguien no hubiera irrumpido en mi casa y tirado por la ventana el sándwich que tenía planeado comer—entrecierra los ojos en su dirección a través del retrovisor, mientras se desabrocha el cinturón de seguridad.

No es culpa de Louis haber perdido los estribos mientras esperaba que Styles terminara de arreglarse el cabello. Honestamente, ¿es normal usar tanto fijador? Porque es probable que termine calvo antes de los treinta por tantos químicos.

—como si me hubieras dejado de otra—resopla, golpeando sus muslos con las palmas para liberar su frustración—Se suponía que nos veríamos a las 6.30 frente a tu casa. Pero no, al señor- me-levanto-cuando-se-me-da-la-gana se le olvido que tenía que llevarme a la escuela.

Como si fuera poco, Styles ni siquiera se había levantado cuando Louis se dio a la tarea de buscarlo personalmente. El muy idiota olvidó poner la alarma y tuvo que alistarse en menos de diez minutos, mientras Tomlinson lo seguía por toda la casa, replicándole por cada paso que daba lo irresponsable que era. Louis ni siquiera le permitió bañarse en paz, gritándole toda clase de insultos a través de la puerta a la par que contabilizaba el tiempo que el rizado tardaba en aplicarse el acondicionador.

—Deja de llorar. Comprare una media luna y nos iremos.

—bien, pero al menos ten la decencia de cómprame algo también. Me muero de hambre.

—¿Cómo puedes tener hambre?—inquiere con medio cuerpo fuera del auto—¡Si te comiste mi sándwich de repuesto, tú, sabandija escurridiza! Te dije que no tocarás mi comida y lo primero que hiciste fue arrojarla por la ventana para después comerte lo que tenía guardado.

Louis suspira, masajeándose las sienes con ambas manos. Si así van a ser sus mañana de ahora en adelante, lo mejor será que empiece a practicar algún tipo de meditación para no cometer homicidio, o peor, suicidio.

—me da hambre cuando estoy estresado y tú me estresas. Cómprame algo y no volver a hablar en todo el camino—promete, apoyando la cabeza contra el espaldar para descansar en lo que el rizado vuelve.

A Harry le toma alrededor de un segundo aceptar. Sin embargo, Louis termina rompiendo su palabra del mismo modo en que Styles tampoco cumple la suya. Puesto que después de quince minutos esperando en el auto y que el rizado siga sin dar señales de vida, Tomlinson termina perdiendo la paciencia y opta por buscarlo dentro de la cafetería.

Grande es su sorpresa al encontrarlo coqueteando con el chico tras la caja.

Enojado, Louis camina a grandes zancadas entre las personas dentro de la cafetería hasta llegar a la barra. Tanto Harry como el cajero son indiferentes a su presencia hasta que se aclara la garganta.

—cariño—llama detrás del rizado, poniendo los brazos en jarras con una sonrisa tensa en los labios—Se suponía que solo comprarías una media luna, ¿Qué sigues haciendo aquí?.

Golden String • LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora