Prefacio

473 20 15
                                    

Y he estado pensando en decirte
Creo que tu casa está embrujada
Tu padre está siempre enojado,
esa debe ser la razón
Y creo que deberías venir a vivir conmigo
Y podemos ser piratas
Así ya no tendrás que llorar
O esconderte en el clóset


Lo primero que le viene a la mente cuando piensa en su infancia es en Harry Styles. 

Harry, el chico que vive en la casa de al lado, tiene rizos color chocolate y enormes esmeraldas en lugar de ojos.

La versión oficial es que Louis conoció a Harry cuando se mudó a Holmes Chapel hace diez años. La mamá de Harry, Anne, se presentó dos días después de la mudanza en casa de los Tomlinson con un delicioso pastel de fresas en una mano y con su hijo en la otra para darles la bienvenida al vecindario.

Podría decirse que fue amistad a primera vista porque en el momento en que Harry puso un pie dentro de su casa, Louis supo que serían cercanos. De modo que el chico con dientes de conejo, hoyuelos en las mejillas y labios color sandía terminó convirtiéndose en su confidente y mejor amigo antes de que siquiera pasara un año de conocerse.

Eran inseparables, Louis lo recuerda bien. En especial porque Harry estuvo ahí cuando su papá hizo la maleta y se fue antes de que el castaño cumpliera los diez años. Ese día, Styles lo sostuvo de la mano y lo abrazó por más tiempo del necesario, como si quisiera llenar todos los espacios que quedarían vacíos en la vida de Tomlinson a partir de ese momento.

En aquel entonces, Louis no entendió la tenacidad de Harry al abrazarlo, sin embargo, ahora lo entiende. Lo que Harry intentó fue aplazar la llegaba de la soledad a su vida, aquella que tarde o temprano les llega a todos, pero que siempre es mejor evitar dentro de los más jóvenes.

Es curioso, pero siendo tan joven, Louis tuvo la certeza de que nunca nadie sería tan bueno para él cómo lo fue Harry con 10 años. Por ende, le fue devoto del modo en que solo un niño que no sabe nada del mundo real puede serlo. Sin tapujos, frenos o prejuicios. Louis hubiera saltado con Harry de un puente si Styles se lo hubiera pedido. 

La mejor parte era que Harry se sentía de la misma manera hacía Louis y siendo mutuo el amor que se tenían, parecía imposible que algún día aquel lazo se pudiera romper. Sin embargo, es de conocimiento general que si tiras muy fuerte de algo, este terminará rompiéndose tarde o temprano.


*


Si a Louis con diecisiete años le piden describir a Harry Styles es probable que ningún adjetivo favorecedor cruce su cabeza, ya que aborrece por completo al chico de piernas largas, espalda ancha y expresión arrogante que de pequeño solía preparar pasteles de lodo y esconder tesoros en su patio trasero. 

Aquel adolescente egocéntrico y superficial estaba muy lejos de ser el chico con corazón de oro que tomó su mano y se quedó a dormir en su casa cuando Louis esperó por tres horas a que su papá llegara a recogerlo para pasar su cumpleaños juntos. 

Sin embargo, las personas cambian y Louis aprendió la lección más tarde que temprano. 

Le dolió por mucho tiempo descubrir que Harry hablaba mal de él con las personas de su escuela y que inventaba excusas para no verlo después de clases. Sí, Harry Styles, aquel que fue su mejor amigo durante años y que lo abrazó cada vez que la ausencia de una figura paterna golpeó a Tomlinson en las noches, lo apuñaló por la espalda de la peor manera. No sólo ultrajó su nombre, sino que escupió en el pasado que compartían, llamándolo insignificante y aburrido.

Louis lo odió y en el presente aún lo odia un poco, pero nada comparado con aquel entonces tres años atrás. A sus catorce años, en lugar de ir a fiestas y explotar su potencial, pasó noches enteras maldiciendo a Harry y todo lo que le involucrara. Lo quería a kilómetros de distancia en lugar de a un par de metros, que es el espacio que separa sus casas.

El simple hecho de verlo en los pasillos de la escuela lo ponía enfermo y le hacía doler el estómago al recordar todos los pasteles de lodo que comió por semejante idiota.

Poco a poco, día a día, y de un paso a la vez, el amor que guardaba hacia el niño de palabras dulces y chistes de toc toc fue apagándose hasta dejar en su lugar una palpable molestia.  Un tumor al que decidió llamar Harry Styles y que por desgracia era maligno.

Louis aprendió que amar tanto a alguien solo podía dejar un profundo dolor una vez que el amor se extinguía. De modo que se hizo un juramento  de que no volvería a cometer tan estúpido error nunca más. En especial con alguien que fuera la mitad de encantador como lo era Harry. Aquellos eran los que mas dolían.



Golden String • LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora