Prólogo

17 4 12
                                    

La pequeña niña jugaba al té como solía hacerlo todas las tardes en el patio de su casa, mientras su mellizo había salido a jugar con los demás niños al patio, era una tarde tranquila.

-¡Papá!- escuchamos al pequeño gritar- Solo estaba jugando con los demás, no estaba haciendo nada malo ¿por qué no me dejas jugar con el resto de los niños?

-Te dije que no, ya me tienes harto - grita, al pasar la puerta tiene al niño agarrado por la ojera, la cual ya estaba roja por la fuerza con la cual la sostenía- te he dicho que es peligroso, somos personas importantes te puedes hacer daño.

-Son niños como yo, no me harán nada-dice el niño a punto de llorar- y sueltame, siempre me golpeas me lastimas, incluso tengo moretones.

-¿Que te he dicho de responderme así?- le suelta la oreja al niño, pensamos que se calmaria pero luego le tomó el pequeño cuello del niño- Maldito grosero, no aprendes nunca aprenderás.

El pequeño se estaba poniendo rojo, su madre reaccionó y se acercó.

-¡Ya, basta! Lo estás lastimando- el hombre deja al niño, pero se aproxima a la mujer y le da una cachetada haciendo que caíga con fuerza al suelo.

-¡Tu también me tienes harto zorra desgraciada!- la niña no paraba de llorar, y la madre aun sin fuerzas no se levantaba del suelo.

El hombre se aproxima nuevamente  hacia el niño y lo comienza a golpear por un largo rato, estaba inconsciente no se movía, no hacía nada, la mamá y la niña no hacían otra cosa a parte de llorar, el padre solo veía al niño. Se había dejado llevar por su ira lo único que logró hacer fue tomar su teléfono y llamar al 911.

¿Será que el niño estará a salvo?

Nuestro pequeño secreto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora