iii. viii

861 99 3
                                    

I'm that kind of monster.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


La familia Skodje residió por varios años en una mansión a las afueras de Bath, oculta entre los frondosos árboles bajo un hechizo que Jesabella replicó en su hogar, absolutamente nadie que no fuera de la familia o que tuviera invitación podría ver dicha estructura, se mantenían protegidos usando lo que sus antepasados venían enseñando; magia oscura.

Jesabella aprendió desde muy pequeña gracias a su abuela dichos encantamientos, pero no era la única, sus hermanos también aprendieron, los trucos que ella sabía ellos también los conocían y por dicha razón se negó a que la orden del fénix se encargara de traer de regreso a su hermana, porque ellos no conocían todo lo que era capaz de hacer Eleazar, pero ellos eran más en número, esa era su ventaja, eso fue lo que dijeron cuando se reunieron en la sede de la orden a discutir lo que harían.

James se negó a que Ella estuviera presente, Sirius por su parte creía que debía escuchar lo que dijera, porque al final de cuentas era su hermana quien estaba en peligro, ambos discutieron sobre qué era lo mejor para la castaña pero fue Molly Weasley quien si pensó en el bienestar de la fémina, decisión que muy para desacuerdo de ambos fue que Ella participara en la reunión pero no en la misión y Ella quería protestar, enojarse, salir de ahí e ir por su cuenta, Sirius parecía ver visto aquella decisión y no fue el único porque a unos pasos Albus Dumbledore también lo vio y fue él quien dejó que ella se fuera durante la noche mientras la orden planeaba que hacer.

La menor de los Barker entonces apareció un apartado con el que estaba familiarizada, su cuerpo enseguida sintió un escalofrío al sentir la lluvia cayendo sobre ella, luego de una pequeña caminata pudo ver la estructura dónde los Skodje vivieron, ahora solo era una casa vacía que se usaba de rara vez cuando los abuelos de ella los visitaban desde Noruega.

El jardín seguía bien mantenido, las esculturas relucientes a pesar de estar en la intemperie, por un momento dudó si estaba haciendo bien, una vez que abriera la puerta se adentraría a la boca del lobo, pero ya estaba ahí y no se iría sin su familia.

El interior conservaba su limpieza probablemente por algún elfo doméstico que se encargaba de mantenerlo pulcro a pesar de no estar habitada, los pasos que daba eran escuchados con un eco debido al silencio, uno que muy rara vez existía ahí pues su abuela adoraba tener música en su hogar.

Sus pies siguieron un camino incierto, pasó por el salón y la puerta de la cocina hasta llegar a la puerta de la biblioteca donde pudo ver el cuerpo de alguien en el suelo, era Michael Sanders, a quien había conocido una vez como el novio de su hermana.

— Es una sangre sucia, se lo merecía. —escuchó decir cómo si la vida de él no fuera de gran importancia debido a su estatus— Fue está mañana, si hubieses llegado antes y sin avisar a...

— ¿Dónde está Holland y el bebé?

— Claro, nuestro sobrino. —chasqueó la lengua y sonrió— Tiene los ojos de Holland.

— ¿Dónde están?

Eleazar se movió dejando ver el suelo detrás de él a su hermana con varias heridas, la mirada de ambas se encontró dejándole ver a Ella los ojos llenos de lágrimas, la sangre hirvió dentro de la menor ante la escena, pero no podía hacer nada al ver la dirección en la que apuntaba la varita de su hermano.

— ¿Holland o el bebé? ¿Podrías elegir Ella? —interrogó sin borrar la sonrisa— Supe que ellos pertenecían a un grupo, se corrió la voz de que hay un traidor entre los mortífagos que se encarga de avisar sobre sus movimientos, se está se oculta muy bien, esperaba que ellos me dijeran algo, pero son leales, él murió también por eso.

— Suena terrible.

— Dime Ella, ¿estarías dispuesta a dar información por la vida de esa traidora y su bastardo?

— Odio decepcionarte, Eleazar, pero no tengo idea del grupo del que hablas. —respondió notando por el rabillo del ojo un movimiento, no mirarlo podría ser su perdición, pero no prestarle atención a quien estaba cerca podría ser igual de peligroso.

Sin embargo, el llanto de un bebé rompió la atención que Ella le daba a su hermano, el ruido venía en la dirección donde detectó el movimiento, Eleazar sonrió y la envío contra la pared causando que un gemido de dolor se escuchara junto a los lloriqueos.

— No te distraigas, Jesabella. —murmuró viéndola levantarse del suelo— Siempre te han preferido, nuestros padres creían que tenías un talento innato para todo lo que hacías, tocar el piano, aprender francés, hacer magia, desde que llegaste me esforcé porque ellos me vieran como te veían, pero parecía como si se olvidarán de todo lo que hacía, nada era perfecto comparado a ti y cuando ella entró a otra casa esperé que ese también fuera tu destino, pero fuiste sorteada a Slytherin.

— Entonces déjalos ir y desquita tu odio conmigo. —musito causando la risa de su hermano.

— ¿Darías tu vida por la de ellos? —inquirió— Lamentablemente, tu vida es más valiosa que la de ellos, se corrió un rumor entre unas videntes, dicen que ven la muerte en ti, que ven aquello que probablemente nuestra familia quiere conservar, eres valiosa.

— ¿Y por eso no me mataras?

— Te equivocas, quiero matarte, pero como dije, sirves mejor viva, esas mismas videntes dicen que esto apenas es el principio de algo grande.

— No deben confiar en ellas, sus visiones pueden cambiar. —advirtió y Eleazar asintió mientras volvía a apuntar con su varita hacia Holland y dejaba que un hechizo golpee su cuerpo causando un grito que solo aumentó el llanto del bebé.

— Necesito una cosa de ti.

— N-no lo hagas. —escuchó decir, Ella miró a su hermana.

— Lo sabes... —susurró Eleazar volviendo a cuásar dolor en su hermana, Ella desvió la mirada hacia donde venia el llanto.

— Quiero ver al bebé, si compruebo que está bien entonces te diré lo que se de ese espía.

— Tráelo. —una mujer bajita y regordeta apareció cargando a un niño en brazos, Ella pudo ver sus ojos llenos de lágrimas al igual que las mejillas rosadas, Eleazar tenía razón, tenía los ojos de Holland.

— La conoces...

— ¡Ella! —gritó Holland, pero la mencionada la ignoró.

— Se llama Ava York, estaba en Slytherin, la única de una familia llena de Ravenclaw y Hufflepuff, jamás estuvo de acuerdo con la pureza de sangre y mágicamente se unió a él, Dumbledore la envió.

— ¿Qué hiciste Ella? —susurró Holland al escuchar como dejaba salir la información que tanto se había intentado ocultar, nuevamente Ella la ignoró pues se enfocó más en alzar su varita hacia su hermano quien sonrió y movió su cabeza para que la mujer entregara al bebé.

— Soy un hombre de palabra, Ella. —dijo mientras bajaba su varita y se alejaba de Holland, camino a pasos lentos hacia su hermana menor y dejó una suave caricia en la mejilla para luego desaparecer junto a la misma mujer.

Ella se aferró al bebé entre sus brazos unos segundos antes de caminar hacia su hermana quien no pudo evitar mirarla con decepción ante lo que había hecho, pero a ella no le importaba, ninguna de las dos dijo algo, se quedaron en silencio mientras Ella se encargaba de curar un poco las heridas provocadas.

— Lamento no haber salvado a Michael.

— No debiste decir nada, la sentenciaste a muerte.

— Lo sé. —susurró, pero no mostraba remordimiento— Soy ese tipo de monstruo, creí que lo sabias, Holland.

Flicker ➳ Marauders EraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora