Todo fue tu culpa, Ladybug

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Apenas desperté de la larga —o al menos eso había sentido yo— siesta que tuve, Tikki descansaba a mi lado, baje de mi cama y miré por las ventanas, parecía estar nublando. Salí de mi habitación sin que mis padres se dieran cuenta, para poder tomar un poco el aire.

¡Dios mío no otra vez!

Puse un pie afuera, la gente estaba totalmente alarmada, todos corriendo hacia diferentes direcciones, fue ahí cuando vi a Nadja Chamak —conductora del programa de las noticias— entonces decidí preguntarle que era lo que estaba pasando.

— Un villano, al parecer Chat Noir, destruyó la Torre Montparnasse

— ¡¿Chat Noir?!

— ¡Nadie sabe que fue lo que pasó! Solo lo vimos, parado arriba

— Muchas gracias Nadja, ponte a salvo ¿okey?

— Gracias Marinette

¡¿Chat Noir destruyó la Torre?! Eso no puede ser cierto, haga lo que haga nunca le haría daño a París.

— ¿En qué estas pensando Marinette?

— No lo se Tikki, esto está demasiado extraño...

— Me lo dices a mi, claro que es extraño —Tikki me regañaba mientras yo me puse a pensar que pudo hacer pasado, jamás imaginé que fuera lo que estaba pensando.

[...]

— ¡Por favor! Dame tu miraculous m' lady

— No lo necesitas, ¿acaso no recuerdas que te salve?

— ¡Lo único que has hecho hasta el momento es arruinar todo!

— No digas eso...

— Eso es exactamente lo que voy a decir, por qué es lo que has estado haciendo todo esté tiempo, te odio

Sabía que estaba no estaba hablando el realmente, y por mucho que estuviera enojado, nunca me diría eso pero, dolía y mucho.

— Déjame ayudarte ¿si?

— ¿Ayudarme? ¿ayudarme a qué?

— A salvarte, no quiero que caigas en las manos de Hawk Moth

— Creo que olvidaste algo m' lady ¡Todo esto es tu culpa! —mientras decía más palabras, me acorralaba en la punta de la torre, casi al caer al piso, todo estaba completamente igual, excepto que no había destruido la luna.

— Tu tuviste la culpa, m' lady —dicho esto me lanzó, caí al vacío, para mí fue eterno, pero a sus ojos era lo más placentero del mundo.

No estaba inconsciente por lo que sentí unos brazos tomar mi cuerpo, intentando levantarme, me sentía frágil, tanto que podía jurar que si eso seguia, me podría romper.

— ¡¿Qué rayos le hiciste?! —un hombre habló.

— Yo no hice nada, lo siento

La vuelta de Chat BlancDonde viven las historias. Descúbrelo ahora