El regreso

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                 Ya han transcurrido más de dos años desde mi fallecimiento, desde aquel día en que Dios me llamara a su lado, terminando con mi agonía terrenal, pero sin embargo hoy he decidido pedirle al Padre creador un gran favor, llevaba ya varias noches dándole vueltas y más vueltas a la idea de tener la oportunidad de descender a la tierra y ver aunque fuera por un instante que era de las personas que yo tanto amaba, de aquellos seres que sin duda alguna habían sacrificado sus vidas por mí, para hacer mi completa felicidad, acompañándome incluso en los momentos más negros y difíciles de mi estancia terrenal, era por ello que de solo pensarlo se me hacía urgente e imprescindible el hecho de pedirle a Dios, que es el todo poderoso y nuestro único Padre, el gran favor que tanto anhelaba. Me encontraba yo aquella mañana, caminando por los majestuosos jardines del edén, regocijándome con la belleza de las flores, contemplando el azul profundo y encantador de aquel cielo resplandeciente, y deleitando mi mirada hacia el horizonte divino e infinito, cuando de pronto divisé a lo lejos, una figura que no podía confundir, era un ser lleno de luz, que transmitía una infinita paz, rodeado de una belleza celestial, y vestido con una túnica blanca de una pureza incomparable que jamás había yo podido apreciar en otro ser, si bien es cierto en muchas otras ocasiones yo había escuchado su voz en conversaciones que mantenía él con los ángeles y arcángeles que deambulaban por el edén, y ese solo acto lograba tranquilizar y llenar de paz mi espíritu y mi corazón, nunca antes había podido contemplarlo de forma directa y créanme que lo deseaba infinitamente, desde mi llegada a este lugar quise siempre conocer a Dios, a nuestro Padre maravilloso y único creador; pues bien aquella mañana sin siquiera planearlo y sin aviso previo se presentó ante mí la oportunidad, él se encontraba solo, caminando de manera tranquila y con la mirada imperturbable, parecía distraído, disfrutando al igual que yo de aquel maravilloso paisaje encantador; por un momento lo dudé y me dije a mí misma -Tal vez se moleste con la presencia de un ser tan pequeño e insignificante como yo- pero sin embargo después reflexioné, de que si él me había elegido como una de sus criaturas para habitar en aquel lugar divino, no existía razón alguna de que se molestara por querer acercarme a él y pedirle aquel anhelado sueño que tanto mi corazón deseaba. Me acerqué y con paso firme y sin vacilar, conforme más me aproximaba, mi corazón empezaba a palpitar como un caballo desbocado dentro de mí, me sentía feliz, aunque alavés ansiosa; cuando ya estaba a punto de llegar a su lado, él se dio la media vuelta y me miro dulcemente y antes de que yo pronunciará cualquier palabra, con una voz llena de paz y calidez, le dijo

-Mi querida hija Esperanza, veo que tienes una aflicción en tu corazón y que hace días ronda en tu cabeza y en tu espíritu el deseo de pedirme algo que como podrás imaginar sé perfectamente lo que es, antes de contestarte sí es posible tu petición, quisiera yo que me dijeras sí has sido feliz en este lugar que he escogido para ti- al escuchar sus palabras me quedé perpleja, si bien era de suponerse que su poder infinito pudiera llegar a ser tal que conociera todos los pensamientos y acciones de quienes habitaban el edén, de tan sólo ser testigo de ese poder me quedé paralizada y transcurrieron algunos segundos antes de que pudiera hablar.

-Así es querido Padre, soy muy feliz, yo diría que infinitamente dichosa como jamás pude imaginar ser en ningún otro lugar, ni siquiera en la tierra estando aún con mis padres y con mis seres queridos, pero tú conoces bien mi corazón Señor y sabes que quisiera tan solo por un instante poder descender a ese mundo terrenal que abandoné ya hace más de dos años, para poder constatar si los seres que abandoné y que aún tanto amo, son felices, si han logrado superar mi muerte y aprender a vivir con mi recuerdo, para seguir adelante con sus vidas y así como yo lo hice lograr sus sueños y sus más acariciados anhelos, sé que para ti nada es imposible, pero también sé que mi petición puede ser muy egoísta, porque tal vez todos los seres que habitan este lugar y que han venido de la tierra o como lo llaman, el mundo de los vivos, también quisieran lograr este mismo afán. Dios me miró con una expresión llena de amor, el amor más grande que alguna vez pude sentir en una mirada, en aquel instante quise llorar de felicidad, hubiera querido abrazarle eternamente, porque aquella mirada suya me llenó de una paz y una tranquilidad profundas e infinitas, hubiera querido sinceramente perpetuar esa mirada y ese momento por toda la eternidad, no hubiera querido separarme de él jamás, incluso en aquel momento abandoné por un instante mi empresa de querer descender al mundo de los vivos.

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