Una rival oculta

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Como era de esperarse, todos los preparativos para la gira conllevaron una carga importante de trabajo, y a todos nos significó largas y extenuantes jornadas de laboriosa tarea, el equipo completo se encontraba muy entusiasmado y comprometido con el desafío, por eso cada uno puso lo mejor de sí para que todo saliera a la perfección, no importando el hecho de tener que sacrificar días de descanso, paseos familiares o tiempo para compartir con los amigos, casos que en otros jóvenes de nuestra edad serian cosas tan comunes; Por supuesto a la cabeza del proyecto se encontraba la persona que se había transformado en mi maestra y en mi referente, aquella no era otra que la señora Amanda Brito, quien fue la encargada de realizar todos los contactos para que aquella gira fuera posible, además se encontraba permanentemente alentándonos a dar lo mejor de nosotros y a trabajar con ahínco para que así todo saliera perfecto, y que aquella fuera una experiencia memorable, además de representar un gran enriquecimiento para nuestras carreras. A esas alturas, en medio de tanta presión y pasando mucho tiempo juntos, era algo completamente normal que el grupo se fuera afiatando cada vez más, claro que como mis compañeros estaban al tanto de mi enfermedad, todos se encontraban pendientes de mis medicamentos y de que no hiciera esfuerzos demasiado grandes o que no me agitara en demasía; En medio de todo aquel agobiante trabajo y de tanto nerviosismo y emoción, fue que Yulia y yo comenzamos a generar una empatía más afín y a acercarnos, hasta llegar al punto de convertirnos en amigas inseparables, incluso al punto de ser confidentes,; Recuerdo que en aquella época, después de que concluíamos las agotadoras jornadas, Yulia y yo nos íbamos a alojar juntas a su casa o a la mía, y una vez allí se nos hacía corto el tiempo hablando, contándonos secretos, riendo y divirtiéndonos hasta que el sueño nos vencía, no era extraño tampoco que los fines de semana nos fuéramos de compras o almorzáramos con ambos pares de padres en una de las dos casas, o en algún restaurant del centro de la ciudad; Debo reconocer que durante aquel tiempo la presencia de Yulia en mi vida, me ayudó de sobre manera para alejar el recuerdo de Raúl de mi mente y también de mi corazón, el cual era desplazado por la alegría de tener una nueva persona en quien confiar, una amiga, una hermana, una compañera que según mi perspectiva sería leal conmigo, que disfrutaría conmigo en los triunfos y me apoyaría en los fracasos, alguien sensata y de verdad solidaria, que estaría siempre acompañándome y brindándome su amistad sin condiciones y con afecto sincero, que no se alejaría de mi vida dejándome abandonada como un día lo había hecho la persona que yo más admiraba, como lo hizo él, Raúl, el gran amor de mi vida.

Yo le había relatado prácticamente todos los episodios de mi vida a la que en ese entonces creía que era mi gran amiga, incluso era ella quien ahora me acompañaba cuando tenía que realizarme exhaustivos ciclos de exámenes, le tenía tanta confianza que hasta incluso llegué al punto de pedirle a mis padres que en caso de que ellos no pudieran acompañarme a un control médico importante, en el que se tuviera que tratar un tema relevante, autorizaran a Yulia para que conversara con el doctor; Mis padres accedieron a mi petición aunque de igual forma tenían algunas dudas porque sobre todo a mi madre no le provocaba mucha confianza mi nueva amiga. Si, le había contado casi todo, casi, porque aún quedaba un secreto que solo yo conocía, el cual cada vez que se venía a mi mente me quemaba por dentro y desgarraba mi alma, no se lo podía decir porque lo guardaba dentro de mi ser con un candado irrompible, pues me había resignado a sufrir en agónico anonimato; Ese secreto no era otra cosa que mi amor por Raúl, el que inconscientemente seguía creciendo de forma desmedida dentro de mí.

Una noche después de pasar todo el día en la academia afinando los últimos detalles para dar inicio en pocos días a la gira, nos encontrábamos sentadas conversando en mi cama, de cualquier tontería, cuando de pronto Yulia me dijo.

-Me imagino que has tenido noticias de Raúl- debo reconocer que el solo hecho de escuchar su nombre, me turbó completamente, aquel comentario me había tomado completamente por sorpresa y tratando de no perder la calma, escuetamente solo dije.

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