CAPÍTULO 13

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—L-la... semilla?—

Murmuré nerviosamente.

—La semilla de Dark Oak—

Rencuentro y Confusión.

Cuando llegamos al taller, ella se puso a buscar desesperadamente la planta.

—Aquí está—señalé la maceta donde la había dejado—

Franziska se quedó mirando fijamente la planta.

—L-la semilla...Ya creció—Murmuró Franziska. Podía notar que estaba nerviosa. Pero al instante volvió a su faceta normal—N-no importa. Sr. Colas, debemos deshacernos de esta planta ahora—Dijo Franziska, mientras sacaba la planta de la maceta—

me quedé mirándola fijamente por un tiempo indefinido.
Un extraño sentimiento de negación empezó a surgir en mi. Sabía perfectamente que aquella planta que estaba ahí no era la que Cosmo me había dejado, Pero después de tantos años cuidándola...

—N-no puedo...—

Murmuré, Franziska me miró confundida

Un recuerdo pérdido volvió a mi memoria.
Aquél sueño que tuve hizo que no quisiera desprenderme de aquella planta.

—¿Mmm? ¿Disculpa?—Sus amenazadores ojos me miraron fijamente, esperando una respuesta—Tú Sabes perfectamente lo que esta semilla representa. No podemos echarnos para atrás ahora—El tono de su voz se elevó. Parecía enojada—

—L-lo se, pero...—

ese sentimiento de negación seguía creciendo dentro de mí. No entiendo por qué, pero no podía dejar que Franziska destruyera esa planta.

—Entonces, dejemos de perder el tiempo y acabemos con esto. Si no lo hacemos, la Señorita Cosmo...—Exclamo Franziska, dejando a una interpretación muy clara esa ultima frase, mientras se alejaba con la planta en sus manos—

Sabia que la vida de Cosmo dependía de mí. Pero, aún estando consciente de eso...

—¡ESPERA!—

no quería dejarla ir.

Tenía un mal presentimiento de todo esto...

Sujeté el hombro de Franziska, para detenerla. Esta frenó abruptamente.

—¿Qué haces?—

Murmuró frívolamente mientras volteaba a verme con su aterrador rostro.

Entonces, antes de que pudiera decir o hacer algo, en la puerta del Taller se proyectaba una sombra familiar para mi, pero desconocida para ella.

—Cuanto tiempo, Tails. Veo que estás en problemas—

Y aquella cálida voz, rió inocentemente.

Y aquella cálida voz, rió inocentemente

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