EPÍLOGO #2

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—¿¡T-te vas a casar con ella!? ¿¡Tan rápido!?—

Al contarle lo ocurrido a Amy, ella de inmediato escupió lo que estaba tomando y se me quedó viendo fijamente. Luego, dijo eso.

—Recién estamos terminando de planear todo, pero seguramente en dos o tres días ya esté todo listo—

Desde que le propuse matrimonio a Cosmo, ella ha estado mas feliz de lo usual. Todos los días la veía planificando todo y pensando en cómo sería, realmente le apasionaba la idea de casarnos, y cada día la veía mejor que el otro.
Aún así, me sentía algo nervioso por casarme con ella. Tenía mis dudas, pero realmente sentía que ella era la indicada para mi.

Me quedé hablando un poco mas con Amy. Luego de que el sol se haya puesto, decidí volver a mi hogar.
Al regresar, como era habitual, Cosmo me estaba esperando. Tenía una gran y hermosa sonrisa en su rostro y sus ojos brillaban mas que nunca. Puedo decir con certeza que jamás la había visto tan feliz y realmente me alegra verla así todos los días.

Epílogo PT 2

Juntos por siempre

—Bienvenido a Casa, Miles—Ella me saludo para posteriormente acercarse a mi darme un beso en la mejilla. A ella no le gustaban demasiado los besos boca a boca, por lo que generalmente cuando se encontraba así de feliz me saludaba con un beso en la mejilla.
Pese a que prefería los besos boca a boca, esto tampoco me desagradaba. Me parecía tierno de su parte—Te he dejado la comida en la mesa. Yo ya he comido así que no tengo hambre—Dijo con una hermosa sonrisa en su rostro—Ah, y te estaré esperando en la cama para "dormir juntos"—

—Gracias, linda—Le di un beso en la frente—Te Amo—

—Yo mas—

(...)

Al despertar la mañana siguiente, observé como ella dormía tiernamente en mis brazos. Era algo cotidiano para mi el despertar y verla a ella durmiendo plácidamente a mi lado. Tenía que tener mucho cuidado al levantarme para no despertarla, aunque aveces no puedo evitarlo y termina despertándose.
Me levanté de la cama y luego de asearme por completo, fui a preparar el desayuno.

Por las mañanas, al levantarme temprano suelo dejarle el desayuno listo, pero esta vez, como hoy No iría a trabajar entonces decidí que sería buena idea ir a llevárselo directamente cuando despertara.
Espere unos minutos y cuando finalmente era la hora, entre a la habitación con una bandeja en mis manos, que contenía un desayuno digno de la chica mas hermosa del mundo.

—buenos días—Ella bostezó antes de decir eso. Se veía tan linda—

—Buenos días, hermosa—Me acerqué a ella con la bandeja en mis manos—Adivina que día será mañana—

—Mmm, déjame adivinar... ¿Miércoles?—Ella respondió juguetona

—¿Además de miércoles?—

—¿Nuestra boda?—

Yo asentí con la cabeza, y antes de que pudiera decir algo mas, le di un beso en sus labios. Estaba demasiado emocionado y nervioso ya que mañana sería el gran idea. El solo imaginarme a todos mis amigos allí en el momento en el cual le jure lealtad a la mujer que mas amo, me hace estremecer y provoca que cada fibra de mi cuerpo se estremezca igualmente de solo pensar en el gran futuro que nos queda delante.

Finalmente estaba cerca del momento más esperado de mi vida, el día en que finalmente ella y yo juraremos estar juntos por toda la eternidad...

Esa misma mañana del seis de diciembre, habíamos estado organizando los últimos preparativos para la boda. Mientras mas avanzaban las horas, mas emocionado me sentía. Aún así, para mi desgracia, mientras mas emoción sentía mas lento avanzaba el tiempo.

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