A donde pertenezco

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⚠️ATENCION⚠️: CONTENIDO LGBTQ+ 🏳️‍🌈🏳️‍⚧️FAVOR DE SER RESPETUOSOS

El día que mi madre anunció que nos iríamos a vivir a un pueblo alejado de todo el mundo, realmente creí que se trataba de un infierno, un movimiento que yo mismo quería evitar bajo cualquier circunstancia; no podía simplemente abandonar toda la vida que había escrito en la ciudad, para mi hermana era bastante sencillo hacer aquel cambio, ella tenia pocos amigos y se sentía más tranquila en lugares con pocas personas o donde predominara la naturaleza, pero ¿y yo?, ¿Qué pasaría con mi equipo de baloncesto?, ¿y mis videojuegos?, ¿Cuándo tendría la oportunidad de comprar ediciones limitadas y nuevos lanzamientos?. Yo tenía una vida social activa y me negaba por completo a dejar todo eso, pero no me estaban dando opción de elegir, estaba completamente amarrado a la decisión que tomaban mis padres, y no los culpo, era por el bien de todos, papá necesitaba ese trabajo.

Así pues, luego de días insufribles de empacar, vender y tirar cosas y muebles, nos mudamos a un pueblo en medio de la nada, la ciudad más cercana se encontraba a una hora en carro. Tengo que admitir que es un lugar bonito, pero no se podía observar ningún centro comercial ni tiendas de videojuegos, solo había una cancha para deportes y era de futbol, aunque no se si llamarle cancha ya que solo era un pedazo de terreno con estructuras parecidas a porterías a los lados. Odié el lugar desde un inicio, pero mi hermana no, ella estaba encantada, nuestra casa tenía un jardín enorme y había muy poca gente a los alrededores.

Yo estaba aterrado, tenia demasiado miedo de ser juzgado, había tenido la suerte de encontrarme en un ambiente seguro en la ciudad, podía elegir con quien encontrarme y a que lugares ya no frecuentar, pero aquí; aquí si eres diferentes te juzgarían de inmediato, te podían apartar sin pensarlo ni un solo segundo, o al menos eso creía. Sentía que volvería a recibir aquellos insultos que me atormentaban por las noches.

Estoy seguro de que no salí de nuestra casa por todo un mes, tal vez más; procuraba no salir de casa, leía los libros de mi hermana, jugaba videojuegos, de vez en cuando; si había internet, hablaba con mis amigos y, cuando los vecinos no estaban, salía al jardín a ayudar a mi hermana; pero no podía vivir así para siempre y agradezco aquel día en que nadie estaba disponible. Mi padre necesitaba que fuera a la única tienda ferretera del pueblo, realmente nadie más podía ir, mi madre había ido a la ciudad a comprar medicamentos y mi hermana estaba en clases desde su habitación, había decidido estudiar la universidad en línea, así pues, intenté calmar mi temor y accedí a ir, sin embargo, me volvieron a invadir aquellos insultos que recibí cuando le dije al mundo que era un chico, "nunca vas a ser un hombre", "eres lo que tienes entre las piernas", "solo quieres atención", "es una etapa"; sentí muchas ganas de llorar y quería volver por el camino que había recorrido fuera de casa, no sabía ni siquiera a donde tenía que dirigirme, probablemente mi padre me lo había dicho pero no lo habré escuchado al intentar calmarme – Joven, ¿Estas bien? – escuche la voz de una mujer y entonces volví a la realidad, estaba parado en medio del camino, estático, su rostro reflejaba preocupación – pareces perdido, ¿necesitas ayuda? – entonces fue cuando noté la forma en que me hablaba, recordé que siempre he sido un chico y agradecí en silencio que aquella mujer lo notara, ahora aquellos insultos no podían hacerme nada.

Aquella amable mujer me ayudó a ubicarme en el pueblo y me recordó que, sin importar el lugar, hay gente que te va a aceptar; en mi mente, sus palabras se quedaron grabadas y ocultaron todo el temor que tenia de vivir en aquel pequeño pueblo. Tuve miedo, pero con el tiempo comencé a hablar con la gente del lugar, comencé a relacionarme con otros chicos y, como era de esperarse, muchos se burlaron, pero muchos otros me defendieron y ayudaron; me uní al equipo de futbol y, de vez en cuando, asistimos a torneos en otros pueblos e incluso ciudades. Entonces me di cuenta que, aunque perdí el lugar donde había iniciado mi historia, ahora había encontrado otro lugar donde seguir mi historia y donde también podía pertenecer.

Cuentos de la Ciudad de lo PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora