Vuelo de Cuervos

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- ¿Realmente perdí la cabeza? - le pregunté al viento mientras observaba como los cuervos se amontonaban y empujaban, buscando desgarrar la piel de aquel cuerpo que estaba derrumbado en el suelo; su graznido era fuerte y parecían muy presurosos por terminar su alimento, todos ellos habían detenido su vuelo para ayudarme a eliminar toda la evidencia de uno de mis más grandes pecados.

Hubo un tiempo en el que creía que aquella persona que se había atrevido a arrebatarle la vida a mi amado era alguien despiadado, una persona sin corazón y que no sabia el dolor que dejaba en el corazón de las personas que lo amábamos y necesitábamos, ciertamente era una persona horrible, pero no me había pasado por la mente que esa persona sin corazón era yo; era obvio, ahí estaba yo de nuevo, completamente cubierta de sangre y sin una sola pizca de dolor ante el cadáver de la única persona que me había defendido, mi mejor amiga.

- ¿Cómo voy a escapar ahora? ¡Maldición! ¿Será que podría yo volar como estos hermosos cuervos que hoy me ayudan? – le seguí hablando al viento mientras observaba esos edificios grises que rodeaban el lugar donde me encontraba. Me acerqué con cautela a la orilla de la azotea, la vista desde ahí era fascinante, millones de autos circulaban por esas angostas calles, mientras que la gente caminaba con tranquilidad; ninguno de ellos era consiente de mi pecado. Subí a la orilla de la barda y pude notar como algunas personas comenzaban a percatarse de mi presencia.

Una sonrisa comenzó a formarse en mi rostro, la gente estaba comenzando a notarme, gritaban y alardeaban ante mi presencia. Extendí mis brazos y escuche como sus gritos de horror aumentaban – Bienvenidos, hoy les presentare ¡El mejor acto de todos! – levante con alegría un pie y escuché como se intensificaba el terror en sus gritos – El día de hoy, ¡Volare hasta las estrellas! -

Cuentos de la Ciudad de lo PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora