¡Aléjate de Yamaguchi!

¿Enoki o shiitake?

Poco a poco iban acostumbrándose, al menos en lo que cabía. Tanto en equipo como en sus materias, todo parecía ser más orgánico. Incluso la convivencia era buena con el nuevo chico Asahi y el que parecía estar detrás de él 24/7, Nishinoya. Claro, olvidando el primer conflicto al tratar de reintegrarlos al equipo. Pero nadie parecía seguir molesto por todo aquello.

― Yamaguchi, ¿quieres ir a mi casa el sábado? Mi madre dijo que vinieras a comer ― Tsukishima se acercó a él después del entrenamiento, pareciendo tranquilo ocultando el querer pasar tiempo con él.

― Bueno, me encantaría Tsukki, pero...

― Ya hicimos planes, pierdete ― Fue interrumpido por el chicle que tenía como amigo, Kageyama. Pasando una mano por su espalda y tratando de apartarlos.

― Kags, no le hables así - Kageyama recibió un ligero codazo, sin tratar de alejarlo pero sí de regañarlo. ― Pero tiene razón ya quedamos para pasar el fin de semana juntos ― Trató de arreglar lo dicho por Tobio pero Tsukkishima estaba claramente ofendido.

― ¿Vas a pasar el fin de semana con el Rey? ― Tsukishima estaba curioso, sabía que eran cercanos, pero no creía que alguien pudiera pasar dos días y noches seguidas con él chico con problemas de ira.

― ¡Deja de llamarme Rey! ― El grito de Kageyama no le había importado mucho, pero la mirada retante de Yamaguchi lo hizo abstenerse de hacer otro comentario de esa naturaleza, por ahora.

― Haremos un pijamada esta vez, pero podemos salir la próxima, Tsukki.

― ¡Una pijamada! ¿Puedo ir? ― La cabeza de Hinata rápidamente se asomó detrás del hombro de Yamaguchi, con esa sonrisa tan descriptiva de él.

Pero antes de que Tadashi pudiera responder...

― ¡No! ¡Y déjanos en paz! ― Fue interrumpido por Kageyama, que rápidamente huyó de la escena dejando atrás a Tsukishima riéndose del ridículo de Hinata y a Tadashi con una ceja alzada.

Bueno, estaba claro que se iba a negar, pero ese tono por demás alto y ese pequeño, pero adorable cabe decir, sonrojo no iban al caso. Últimamente había notado que la interacción de Kageyama con Hinata era extraña, iba más allá de sus peleas, evitaba todo contacto físico, hacía mil excusas para prácticar con él pero si invadía su espacio personal su rostro se volvía totalmente rojo y los gritos se veían venir. Tenía una idea de a donde iba esto, pero iba a aprovechar ese fin de semana para descubrirlo.

Terminando el entrenamiento, el camino a casa fue tranquilo, una charla amena y nuevamente los brazos de Yamaguchi rodeando a Kageyama. Con lo que comprobó que el problema de Kags no era con el contacto físico, entonces el problema era con Hinata.
O quizás, Hinata en si.

Finalmente llegaron a la vivienda de los Kageyama, una casa con la que ambos estaban familiarizados.
Tobio entró con su llave y detrás de él fue Tadashi. Dos pares de zapatos fueron dejados en la entrada.

― ¿No está Miwa-neesan en casa? ― El chico del ahoge preguntó, dejando su mochila en el sillón de la sala.

― Dijo que acompañaría a mamá para ver un asunto en su trabajo, estarán fuera un rato y volverán el lunes en la noche ― Kageyama regresó con un par de pantuflas para su amigo, unas verdes que en alguna ocasión su madre había comprado especialmente para él.

― Lástima, quería pedirle que me ayudara con mi cabello, me lo dejé crecer demás ― Soltó un suspiro mientras tomaba uno de sus mechones que empezaba a tocar su hombro.

Creo que te queda bien, fue lo que quería decir, pero en lugar de eso acarició los mechones reveldes de su amigo. Yamaguchi sonrió en respuesta.

Lo que estaba en la cabeza de su lista por cosas qué hacer era la tarea, por supuesto, no pasarían todo el fin de semana ignorando sus responsabilidades académicas, al menos Tadashi no lo permitiría; Ambos subieron al cuarto del más alto y empezaron sus deberes sentados en el pequeño escritorio, Yamaguchi terminó rápidamente, pero Kageyama parecía sacar humo por la cabeza.