"Solo una vez te miré. Y eso bastó para atarme. A esos, tus ojos de sol. Y más nadie que yo. Será quien te ame"... Carlos Montilla.
Bogotá- Colombia.
Para olvidar aquel sueño que la perseguía desde la niñez, se puso a caminar por el aeropuerto. Tenía tres horas para estar ahí, sin embargo, por más que intentaba desechar aquel sueño no podía, entonces fue a las diversas tiendas y adquirió varios dulces, y obsequios, enseguida su mirada se iluminó al leer el letrero de su café favorito.
«Amo Colombia» dijo en su mente y sonriendo con amplitud caminó en dirección a aquel lugar. A medida que se acercaba su corazón se aceleraba y no comprendía nada. Presionó con fuerza su bolso, miró a todo lado, creyendo que quizás eso que le sucedía era una advertencia para estar precavida.
Se colocó en la fila, detrás de un muchacho alto, que de vez en cuando se tambaleaba, entonces la jovencita guardó una distancia prudente, justo en el momento que le tocaba el turno a aquel joven, al acercarse estuvo a punto de caer por lo que sin querer hizo derramar a un hombre su vaso de café, aquel sujeto empujó al chico.
María Paz abrió sus ojos de par en par, presionó sus puños, indignada, miró a todo lado en busca de los guardias, de pronto sintió en sus pies un golpe, al inclinar su rostro observó al joven tendido en el suelo.
—No fue su culpa —mencionó la jovencita—, yo vi que fue un accidente —espetó mirando al hombre que empujó al chico al piso, con seriedad.
—Es un ebrio que no se fija —escupió aquel caballero de edad madura.
María Paz se inclinó con temor de que el joven estuviera herido, lo miró con atención.
—¿Estás bien? —cuestionó colocando sus manos sobre la cabeza de él, para de esa forma retirar sus pies, entonces el chico al escuchar esa dulce voz, parpadeó un par de veces, aletargado y confundido observó el bello rostro de la muchacha.
—Debo haber muerto, y vos sos un ángel —murmuró él.
El cuerpo entero de la jovencita vibró al sentir un extraño corrientazo recorrer cada poro de su piel, observó aquella mirada azulada, y parpadeó un par de veces sintiendo como su corazón palpitaba desenfrenado.
El corazón del joven colombiano dio un vuelco al momento que se incorporó para sentarse, se talló los ojos, y la miró, ella no parecía real, sino una aparición divina, los rayos de sol que se filtraban por los enormes ventanales se reflejaban en su larga cabellera castaña, su piel dorada se asemejaba a las espigas de trigo, y su sonrisa se quedó grabada en su memoria.
María Paz cruzó su mirada con él, entonces su corazón prosiguió bramando de forma abrupta en su pecho, a pesar de que el joven se veía confundido, ella notó en sus azules ojos la misma melancolía que reflejaban los orbes de la mujer de sus sueños.
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UN CAFÉ PARA EL DUQUE: Libro 1 (Saga familia Duque) (Completa en Buenovela)
ChickLitJoaquín Duque vive sumido entre sombras y remordimientos. Su existencia se resume a: mujeres, licor, fiestas y derroche. María Paz Vidal es luz, alegría, seguridad, apareció para pintar de colores la vida gris de él; sin embargo él cree que ella es...