Prólogo

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Emma

Era el día perfecto de otoño en las calles de Roma. Estaba caminando por estas en camino a esa cafetería mágica en la que me sentaba todos los días a tomar una taza de café para llenarme de inspiración y motivación, disfrutaba el perfecto clima del día, caminaba por estas con una gran sonrisa, saludaba a los mercaderes del barrio que ya me conocían por tomar la misma ruta desde los 15, aunque a veces se veían nuevas caras dado a que en algunos negocios se integraban nuevo personal, comúnmente familiares de los dueños, no eran negocios grandes, eran pequeños, algunos vendían pan, otros tubérculos y frutas, algunos a la herrería, eran esos típicos negocios familiares pequeños, Emma esa era yo, no era una chica que acostumbrara la rutina, sinceramente lo intente una vez, pero no funciono, simplemente mi desorganización era demasiada que no logre seguir una rutina, pero ir a esa cafetería era algo que tenía que hacer en mi día, al llegar a esta, mi lugar, estaba ocupado, sinceramente estaba muy frustrada por eso.
Harry era un joven mesero de no mucho 20 años, cuando el entro yo tenia 18 y el era el único que no me conocía pero con el tiempo igual que los demás se aprendió lo que siempre consumía y que ese era mi lugar, al notar mi presencia se me acerco con una cara un tanto nerviosa, no supe descifrar sus gestos.
- Emma, trate de que no se sentara en tu lugar, se que es muy especial para ti- dijo un tanto atareado y con la misma expresión indescifrable que tenía.
- No te preocupes Harry, yo me encargo- y sin dejar que contestara me acerque al desconocido, se que tal vez es ridículo querer sentarme en ese lugar habiendo otros sitios, pero desde que conocí la cafetería algo extraño me hizo querer sentarme en ese sitio, aparte de la hermosa vista que se tenía al atardecer.
Estaba cerca de ese chico castaño de piel blanca que estaba en el sitio, estaba uy determinada y dispuesta a tocar su hombro cuando mi gran torpeza me hizo tropezar con un maletín que estaba en la mesa de alado, me moría de la vergüenza, el se levanto rápidamente y me tendió la mano para ayudarme a levantar, mis mejillas estaban totalmente rojas, al soltar su mano sentí algo extraño pero no le tome mucha importancia, me sacudía el vestido hasta que subí la vista y lo vi a los ojos, quede totalmente hipnotizada y después de unos cortos segundos viéndolo fijamente, al fin hable.
-Disculpa la molestia, ¿Pero este lugar está ocupado? Todos los sitios ya están ocupados y me gustaría sentarme.
Sin romper el contacto visual el respondió con un pequeño movimiento de cabeza en dirección del asiento frente a el, le agradecí el amable gesto con una pequeña sonrisa. Seguía desconcertada, no sabia que paso al verlo, sentí algo extraño en mi y no podía descifrar el que era, hubo como un clic.
-Emma- pronuncie un tanto distraída, a lo cual el puso una cara de no entender nada- me llamo Emma.
-Víctor, un placer- extendió su mano para que la estrechara, ante tal acto sentí una corriente.
Al separar nuestras manos el vio su mano con un poco de sorpresa, al tenerlo enfrente, al fin lo podía observar bien, sus ojos color café, sus labios rosados y carnosos, su perfil cuadrado, la mandíbula marcada, la barbilla partida, su cabello castaño pero un poco despeinado, al verlo volví a sentir eso indescifrable, algo me atrapaba en el e incluso algo se me hacia familiar. después de aproximadamente 5 minutos de silencio decidí romper este.
- ¿eres de por aquí?- lo voltee a ver, en cuanto me escucho levanto la mirada.
- No, vengo de Londres estaré un tiempo aquí por trabajo.
-Oh, bueno Roma tiene los lugares más bonitos y aunque no esté en Roma mi lugar favorito es Skopelos, creo hay un barco que te lleva ahí.
-Supongo tu eres de aquí- mencionó con un tono distraído, lo cual me puso nerviosa ya que no sabía si lo incomodaba.
-Si- me limite a decir ya que me avergoncé mucho, baje la mirada a mi taza de café que Harry anteriormente me trajo como de costumbre con un poco de pena.
-Porqué te callas? Quiero saber más sobre Skopel, Slokelods o esa isla que nombraste.
-Skopelos- menciona con un tono graciosos- bueno ahí grabaron una de mis películas favoritas, mammamia y dicen que ahí se encuentra la fuente de Afrodita, quien beba de ella encontrar a su amor verdadero y esta en Grecia.
- Que interesante- me limite a darle una sonrisa- y cuéntame más sobre Roma.
Víctor
Ya estaba en Roma para ayudar a mi padre a cerrar aquel negocio tan importante con esa casa de arte, pero en mi trayecto encontré una cafetería con una vista increíble, me dispuse a entrar pero uno de los jóvenes que tendía el lugar no me dejo ocupar esa mesa con tan hermosa vista, no fue hasta que no pudo más que me acompañó a esa mesa, después de unos momentos una chica se acercaba a la mesa y tropezó con el maletín del señor de alado, logré atraparla antes de que cayera, al mirarla era sumamente hermosa, pregunto si se podía sentar frente mío, después de aceptar y que me observara con detenimiento hablo para presentarse a lo cual yo continué, pero al tocar su mano sentí algo extraño una corriente y cada vez que la veía sentía que tenía algo familiar.
5 minutos de silencio ella decidió hablar, preguntando si era de Roma, lo cual le dio inicio a nuestra conversación. Al escucharla hablar de Skopelos sus ojos se iluminaron y una pequeña sonrisa se dibujó en mi rostro.
- Así que son muchos los lugares que tendré que visitar en mi estadía en Roma- dije con un tono divertido, ella me hacía sentir en comodidad.
- Claro que si, ya conociste uno que es esta hermosa cafetería- dijo con una sonrisa risueña.
- Así que está es de tus lugares favoritos, sino es imprudente de mi parte me gustaría saber la historia detrás.
- Claro que no es imprudente, de hecho es de mis historias favoritas. Esta cafetería era el lugar al que me solía traer mi abuelo cuando niña, era algo nuestro, siempre al salir de la escuela veníamos por un pedazo de tarta de zarzamora con queso y el su café negro, es por el que me encanta el café, en una de sus travesuras creyendo que el café no me gustaría por lo amargo ya que no le pone azúcar, me dio a probar por petición mía, pero se llevó la sorpresa que me gusto y ahí mi adición al café- dio un sorbo a su café y sonaba Yam risueña cuando lo decía, tan feliz.
- Y donde se encuentra tu abuelo?
- Bueno, el y papá tuvieron una discusión y el abuelo se mudó a Grecia, no lo veo demasiado, con la escuela de arte no es fácil hacerlo- sonaba tan decaída que me arrepentí de preguntar- pero en verano iré a verlo.
- No quería entristecerte al preguntar, pero donde se encuentra tu abuelo?
Ante ,mi pregunta ella sonrió y justo me miro a los ojos con una hermosa sonrisa.
- En Skopelos
Sus ojos se iluminaron y fue cuando comprendí porqué tanto amor por esa isla.
El tiempo pasó bastante rápido, la conversación fluía tan bien que no nos dimos cuenta de la hora que era y que ya iban a cerrar el café. Al retirarnos en la entrada del café se dio lo que creí que fue nuestra última conversación.
- Fue un gusto conocerte Emma.
- Lo mismo digo Víctor, gracias por la conversación tan fluida y por tú compañía.
- Fue todo un placer.
- Bueno me tengo que retirar, espero volver a encontrarte entre las calles de Roma.
Y sin dejarme poder pedirle algún contacto alguno se empezó a retirar.
- Espera y donde te podré volver a ver?- grité esperando su respuesta.
- En el lugar en el que nos conocimos- dijo sin más y cuando volví a mirar para verla una última vez ya no la encontré.
- Al menos ya te pude encontrar Emma.
Y sin más me retire de ese café con la más extraña e increíble tarde.

Espero sea mucho de su agrado, es mi primer historia y escribirla a sido de las mejores decisiones que tomé este año 2021, espero la disfruten tanto como yo disfrute escribirla.
Voten y dejen su comentario con su opinión, la tomare en cuenta para los próximos episodios. Y aquí les dejo mi Instagram @one_more_salvatore
Los tqm y gracias por el apoyo <3

Tan solo una taza de caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora