DESPAIR

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"No, i'm not falling for you so, please have mercy on me".

–¡Vamos chifuyu! –gritó el pelinegro recostado en la cama de su habitación –¡sal del closet de una vez!

–Creí que a todos les había quedado claro que salí del closet hace un par de días –se escucho a medias la voz del rubio.

–Deja de poner excusas y cumple con la apuesta, se un buen perdedor y sal de ahí –un poco frustrado Baji se puso de pie para dirigirse a su gran closet, donde aquel rubio se había escondido desde que llegaron del colegio.

–Aún me sigo preguntando como es que conseguiste el uniforme –la voz de chifuyu lo hizo alentar el paso –es exactamente de mi talla, bueno quizá es un poco corto...

El rubio no pudo terminar de hablar, la puerta del closet había sido abierta estrepitosamente sin ningún aviso.

Por inercia chifuyu intentó cubrirse con ambos brazos, pero con esa vestimenta tan corta le era casi imposible apenas cubrir un poco de sus piernas.

–Baji-san, cumplí con mi castigo, ya puedo cambiarme –su voz apenas era audible.

El sonrojo en la cara de chifuyu era notable, a millones de kilómetros de distancia se podía sentir su nerviosismo, Baji juraría que podía olerlo en el aire.

Lo que lo hizo mostrar su sonrisa mas descarada.

–Vamos fuyu, ¿porque no modelas para mí? –cuestionó  halando de la muñeca al rubio, haciendo que por fin el lindo chico saliera de su escondite, dándole una excelente vista al pelinegro –esa falda te queda bien.

Con cinismo Keisuke se atrevió a mirarlo de pies a cabeza.

Desde sus pies los cuales solo estaban cubiertos por unas calcetas con lindos dibujos de gatitos, subiendo mas su mirada recorriendo sus piernas con lentitud tomándose el tiempo para observarlas detalladamente, esa jodida falda lo traía loco, los pálidos muslos del rubio apenas eran cubiertos por aquel pedazo de tela dejando lo demás a su imaginación, el fino vello rubio que tenía en sus piernas brillaba debido a la luz del sol que se colaba en su habitación, su mirada llego a su pecho, que subía y bajaba combinando con su respiración frenética y un poco ruidosa, vio su cuello y resistió el impulso de inclinarse a olerlo o morderlo, no estaba muy seguro. Finalmente, sus ojos llegaron al bonito rostro del rubio, que se encontraba levemente inclinado hacia un costado, intentando así evitar encontrarse con la mirada del pelinegro.

Baji tomo con delicadeza la barbilla de Chifuyu girando su sonrojado rostro, dejando ver por fin aquellos ojos azules que ansiaba tanto ver y aquellos labios tan jodidamente perfectos.

Es que si le pidieran que describiera a Chifuyu con una sola palabra eso es lo que diría, perfecto, aquel rubio de ojos azules era perfecto.

–Baji-san yo...

No lo dejo terminar de hablar cuando de un solo tirón lo acorralo contra la fría pared de su habitación.

Un suave jadeo escapo de los labios del menor, despertando en Baji aquellos tontos impulsos que intentaba reprimir.
Se permitió acercar su rostro al cuello del rubio y con lentitud olfateo cada lugar donde aquel bendito uniforme dejaba piel libre, lamiendo sus clavículas de paso.

Chifuyu se estremecía en su lugar, tratando de asimilar lo que estaba pasando, no se trataba de uno de sus sueños, ni mucho menos era una de sus alucinaciones.

Estaba seguro que realmente Baji Keisuke le estaba besando cada pedazo de piel expuesta en su pequeño cuerpo.

–Creí que no estabas listo para este tipo de cosas –entre jadeos Chifuyu se atrevió a decir –¿o es que tienes un fetiche con los uniformes?

El pelinegro le hizo saber su molestia por aquel comentario apretando su cintura con una de sus manos y mordiendo levemente el lóbulo de su oreja haciendo que al rubio se le escapara un pequeño quejido de dolor. 

–Estás haciendo que me enoje Fuyu –susurró en su oreja –¿De verdad quieres eso?

El pelinegro apretó mas su agarre a la cintura de Chifuyu, como si temiera que el rubio escapara en cualquier momento.

Aquella escena era un tanto graciosa, pues, hace dos días Chifuyu le había confesado su amor.

¿Qué hizo Baji?

Nada, no hizo absolutamente nada. Se limito a ignorar aquello y huir despavorido.

Así era Baji, ignoraba sus problemas hasta que estos desaparecieran.

Solo siguió tratando al rubio con normalidad y a Chifuyu no le quedo mas remedio que aceptarlo, después de todo, no podía forzarlo a corresponder sus sentimientos.

Y es que, ese no era el problema, a Baji le gustaba Chifuyu y a Chifuyu le gustaba Baji. Cualquiera que pasara un minuto a su alrededor podría percatarse de aquello.

Sin embargo, el pelinegro era tan jodidamente orgulloso, siempre que sus amigos tocaban el tema del amor terminaba mandándolos a la mierda, argumentando que el no estaba ni cerca de sentir 'amor' por una tonta chica y que de tan solo pensar en que lo tomaría de la mano lo asqueaba de sobremanera.

Hasta que conoció al pequeño rubio de ojos azules, sus sentimientos estaban tan revueltos, pero prefirió llamarlos amistad a enfrentar la realidad.

Eso no le pasaba por la cabeza en estos momentos, el amor podía venir y ponerse de rodillas frente a el junto con Chifuyu.

De verdad en estos momentos de desesperación su jodido orgullo podía irse a la mierda.

Ni en sus más locos sueños hubiera imaginado tener de esa forma al rubio, en su solitaria habitación, acorralándolo contra la pared, logrando estar tan cerca de él que podía oler su exquisito shampoo de fresas. Ni mucho menos hubiera imaginado ver a Chifuyu con el uniforme escolar femenino de su colegio.

Toda esa situación era muy graciosa, por una tonta apuesta los verdaderos deseos de Baji habían salido a la luz.

–Bésame de una maldita vez –Chifuyu desafío por fin mirándolo a los ojos.





¿Cómo es que habían llegado a esta situación?

¿No lo sabes?

permítame contarte...


























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