En el bosque

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Rin corrió, corrió cuanto pudo siguiendo al que creía era su señor, lo llamaba, clamaba por él, que no se marchara. En cambio corría, sin saber, tras un monstruo de clase baja que la atraía lejos de la protección del hanyo, lejos de la aldea y sus alrededores.

Cuando estuvo suficientemente lejos aquel ser se detuvo y dejó ver que su apariencia era distinta a lo que había mostrado anteriormente, ya no se veía como Sesshomaru, sino como una horrible bestia con largos colmillos y unos cuernos en la cabeza. Sus garras afiladas amenazaban con atravesarla. Rin se quedó estática, paralizada por el miedo y sus lágrimas afloraron nuevamente. Y ahí estaba él, el primero en su mente siempre - ¡¡Señor Sesshomaru!! - lo llamó con desesperación mientras, como cuando era niña, echaba a correr sin dirección, siendo perseguida por ese monstruo, aunque no llegó muy lejos, sintió el silbido de una hoja metálica cortar el aire y algo más y pronto solo hubo silencio.

Sesshomaru se alejaba ya cuando escuchó a Rin llamarlo, pero no planeaba regresar, no ahora, pues ella aún dudaba y eso le decepcionaba a él. Pero entonces aquel grito llegó a sus oídos e hizo a todos sus instintos activarse y casi sin pensar avanzó a la velocidad de un rayo por el bosque, justo a tiempo para atravesar con su espada a aquel repugnante ser que amenazaba la vida de su protegida. Sacudió la espada para quitar la sangre y a la misma velocidad con que llegó cargo a rin y se la llevó de allí, lejos hacía un claro del bosque. Desde allí llegaría segura a la aldea.

Cuando la depositó en el suelo solo la observó en silencio, analizando su estado. No estaba herida, eso era suficiente - Rin, regresa a la aldea - le señalo la dirección y volteó para comenzar a alejarse, pero en cambio, ella le sujeto la larga manga y se acercó, con cierta timidez, a tomar su mano - ¿Por qué se va? Lo he esperado tantos días, señor Sesshomaru... Yo... Ya he tomado mi decisión... - y se acercó un poco más, hasta aferrarse al poderoso brazo de su señor - a su su lado... Quiero vivir a su lado... - era sincera en sus palabras y su corazón latía desbocado. Le daba igual si algo de lo que dijo aquel joven era cierto, incluso si Sesshomaru tuviera una mujer demonio, a ella solo le importaba estar a su lado.

Él la observó en silencio unos instantes, así como hacía siempre, analizando su comportamiento, su corazón, todo de ella - ¿entiendes lo que significa ser mi esposa? - ella solo asintió, dándole una de sus amplias sonrisas mientras secaba algunas lágrimas fugitivas. Ya tenía la edad suficiente, la madurez suficiente para entender y... Para afrontar tal estilo de vida y todo lo que conllevaría ser la esposa del gran Sesshomaru.

DecisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora