Pequeños relatos románticos sobre el Señor del Mictlán y el Mensajero de los Dioses desde la perspectiva de cada uno
☠️ La lógica me vale verga y mis horribles títulos también
🎼 Porque este dios junto con Quetzalcóatl es de mis favoritos de los azt...
Hermes no solía moverse mucho fuera del panteón griego a menos de que lo enviaran a darle un mensaje a un dios de otra jurisdicción, o en su defecto que estos dioses lo llamaran para enviar un mensaje al Olimpo, esa ocasión era la excepción, ya que su razón de venir al Mictlán fue nada más porque quería pasar tiempo con el dueño de estas tierras a pesar de que este no había pedido su presencia, pero ahora, pensándolo con detenimiento, suponía que de forma inconsciente se acostumbro a pasar tiempo con él y los dioses aztecas. De alguna forma llegó a disfrutar la compañía de ellos.
Así que sin avisarle hizo el recorrido de los fallecidos del área de los mexicas sin mucho problema, gracias a lo sagrado, Mictlantecuhtli le había concedido acceso a su entrada al último nivel de ese inframundo, por lo que no tenía que pasar por los anteriores niveles antes de llegar a ese castillo.
Por un momento, el mensajero del Olimpo creyó que no sería recibido por el Señor del Mictlán, pero este, si bien lo recibió con un golpe accidental por la persecusión del pequeño esqueleto volador, se mostró muy contento de que haya venido sin que lo hubiera llamado en un primer momento, y lo invitó a pasar para que pudieran hablar más cómodamente, así llegaron a una de las muchas sala de estar del castillo.
Hablaron más que nada de los animales esqueléticos que Mictlantecuhtli tenía por mascotas, hasta le llegó a presentar a sus favoritos, siendo unos perritos chihuahuas, un bello leopardo y un águila gigante, Hermes calculaba solo viéndola que medía la mitad que él.
–Son mis tesoros del Mictlán–dijo Mictlantecuhtli llamando la atención de sus chihuahuas solo moviendo una de sus manos como si en ella tuviera comida.
–Aún me cuesta creer que sean esqueletos vivientes...pero en cierto modo, son una hermosura–dijo Hermes poniendo su mano libre en el cráneo del leopardo, que aceptó aquella caricia de inmediato.
–Creo que ellos piensan lo mismo de ti, normalmente son agresivos ante los desconocidos–dijo Mictlantecuhtli con una sonrisa de lado–en especial mi leopardo
–A pesar de su tamaño, no se ve como los describe, Dios Mictlantecuhtli–dijo Hermes pasando su mano por la barbilla del leopardo, que siguió aceptando la caricia sin problema.
–Tal vez los esqueletos tengan algo contigo, explicaría hasta el por qué ese monstruo se calmó al verte–dijo Mictlantecuhtli señalando hacia Sihuca, que reaccionó haciendo un sonido muy agudo.
–Hm.. ¿y ese de allí?–preguntó Hermes volteando a ver hacia un lado del sillón de Mictlantecuhtli.
El Señor del Mictlán miró hacia donde Hermes miraba, y se encontró con un conejo, este a diferencia de los demás animales sí tenía piel, pero parecía romperse en su estómago, del cual salía algo...no sabría describir qué era, y su pelaje era de un color lavanda. Sería algo muy adorable de ver si no fuera por esa ruptura, o al menos eso Hermes quería creer, ya que se dió cuenta de su estómago roto después de que hizo a Mictlantecuhtli notar su presencia, ya que al darse cuenta llevó una de sus manos a su boca, sintiendo algunas náuseas al verlo.
–Esa es Xcaret, le pertenece a mi hermana–dijo Mictlantecuhtli sin darle mucha importancia.
–Usted...¿usted tiene una hermana?–preguntó Hermes confundido, ese pequeño detalle del dios azteca no lo sabía.
–Hmph, Mictecacíhuatl–dijo Mictlantecuhtli encogiéndose de hombros–"La Dama de los Muertos"
–Espere, espere, ¿Mictecacíhuatl es su hermana? En los libros la registran como su esposa–dijo Hermes haciendo un pequeño ademán.
–Soy consciente de ello, pero Mictecacíhuatl y yo somos dos hermanos que nos encargamos de los muertos, la confusión viene de que nos llaman el Rey y la Reina del Mictlán–dijo Mictlantecuhtli señalando hacia el cuadro central de la sala–esos títulos más el hecho de que vivimos solos en este nivel, se prestó para la mal interpretación
En el retrato que el Señor del Mictlán señaló, estaba él y una diosa esquelética, ambos mostrando entre sus manos las almas de varios difuntos, además de que estaban usando sus coronas representativas, cosa que fue el detalle al que Hermes prestó atención luego de ver a la diosa, ya que era la primera vez que veía a Mictlantecuhtli usando su corona: era de plumas negras, posicionadas como si fueran cuchillas, y entre medio de cada una había un largo, picudo y algo curvado hueso.
Sin duda se veía bien con su corona puesta...
–Eh...eso significa que usted jamás a estado casado entonces–dijo Hermes justo después de tener aquel pensamiento sobre el rey.
–No, jamás he estado casado–aclaró tranquilamente Mictlantecuhtli–sin embargo, me he interesado en un hermoso dios de otro panteón
–¿Otro panteón?–Hermes se sorprendió ante aquella confesión.
–Sí, uno de los más problemáticos sin duda, pero ese dios entre todos ellos ha llamado mi atención desde hace siglos–dijo Mictlantecuhtli levantando al conejillo de su hermana para ponerlo a su regazo–y estoy dispuesto a tratar de hacerlo mi reina
–Tiene muy clara esa...¿meta?–dijo Hermes bajando ligeramente su mirada, sin saber exactamente cómo reaccionar ante aquello.
–Muy clara, aunque será algo bastante difícil...–dijo Mictlantecuhtli suspirando con algo de gracia por la ignorancia del griego.
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Voy a aclarar una cosa, en la mitología mexica, Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl son esposos, no hermanos, pero como me da como pereza hacer una separación pasada o algo así, aprovecharé sus nombres medio similares para hacerlos gemelos, además, la forma en la que cuentan su relación me recuerda a la relación que yo tengo con mi hermano "a veces se le representa trabajando junto a Mictlantecuhtli, y otras veces en conflicto con él" 😹
.Mictecacíhuatl:
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Y su conejillo...xd:
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