Javier y Xavier en multimedia
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Llevo doce notas en mis manos y la misma cantidad de flores.
Estoy llegando a un árbol solitario el cual tiene una nota y una flor.
La tomo y lo leo.
“Todas estas notas llevan un mensaje y una prueba de mi cariño, el cual te he mostrado desde que te conozco. Ahora, llegas a esta nota y como veras esta es una de las últimas. Pero, a diferencia de las otras esta te ofrece una prueba de amor. Más bien, nuestra muestra de amor.
El viernes, hace dos días, me entregaste lo más preciado que una chica pueda entregar, tu virginidad. Mi cariño hacia ti es único. Y arriba, justo arriba en lo alto, quiero que sepas el resto.
Josh.”
Ya sé que todo esto se debe a que no quiere que me aleje de él, pero ¿porque yo?
Porque eres única.
Y ahora, ¿para donde voy?
“…justo arriba en lo alto…”
Cierto.
Miré hacia arriba, en el árbol, y encontré una pequeña escalera. Forcé la vista y vi una pequeña casa de árbol.
Ya sabía que se me hacia conocido el parque.
Uau. Antes vivía a dos minutos de este parque, y… esa casa de árbol era de nosotros.
Agarré la escalera y la halé hacia abajo y bajo un poco más para dejarme subir.
Significa que alguien está arriba, porque la escalera no sube sola.
Lo sé, imbécil.
Te dijiste imbécil, imbécil.
Bufé internamente y subí.
Es más pequeña de lo que recuerdo, pero cómoda.
- Llegaste más temprano de lo que esperaba. – dijo a mis espaldas.
Giré a verlo y estaba a unos centímetros de mí.
- Fue sencillo. – me miró gracioso y sacó una nota de su bolsillo.
Tomó las flores que había en mi mano y las puso en una mesita de madera y luego hizo lo mismo con las notas.
Me entregó el pequeño papel y no esperé para abrirlo.
“Intentémoslo”
Le miré directo a sus ojos grises y él hacía lo mismo a con mis ojos verdes.
No sé qué decirle. No sé si me engañó. No sé si me ve como otra…
- No. – interrumpió mis pensamientos.
- ¿No qué? – pregunté.
- Sé lo que piensas y no, no te engañé, no te usé y no te veo como otra. Y, mucho menos te quiero hacer sufrir. – hizo una pausa – Me interesas, Jeidy Ann, me gustas. – dijo antes de estampar sus labios sobre los míos.
Creo que no debe ser tan malo, pero ya nos descubrieron.
Lo pensaré. Mientras tanto disfruto el momento.
Coloqué mis manos en su nuca para acercarlo más a mí.
Nos alejamos para tomar aire.
- Intentémoslo, por favor. – dijo sobre mis labios.
