Kassia debe dividir su amor por dos hermanos, quienes acaban de mudarse desde España para ponerla a prueba con sus sentimientos mientras lucha por ser la campeona nacional junto a su equipo de porristas en la ciudad de New York.
Mientras tanto, debe...
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Kassia
Cuando un grupo de enfermeras entran al cuarto, me pongo de pie y rápidamente tomo del brazo a Ulises para dejarlas pasar, lo contengo con fuerza y retrocedemos mientras se encargan de Marie sentándola, a la vez que las demás tratan de revivir a André. Ulises se voltea y pego mi rostro en su pecho, sus brazos me rodean con fuerza y siento cómo tu cuerpo tiembla cómo el mío. No resisto estar aquí así que me dirijo hasta la puerta y me lo llevo conmigo para que se calme.
Salimos del cuarto y vuelvo a abrazarlo dejando que sus lágrimas me mojen el hombro al igual que las mías en su camisa, mi corazón está roto y siento cómo voy perdiendo fuerzas, nada de esto tuvo que haber pasado y aunque André me lo haya pedido, es inevitable no sentir cargo de conciencia, si tan solo lo hubiera sabido, pero fue algo que nadie lo supo jamas.
—T-tranquilo... por favor. —Chillo y sus brazos me presionan más contra él.
—Mi hermano se ha ido.
Cierro los ojos con fuerza volviéndome a quebrar en lágrimas y asiento con la cabeza confirmándolo. Beso la mejilla húmeda de Ulises y no lo suelto, nos quedamos por varios minutos hasta que nos quedamos sin lágrimas, estamos desechos, rotos. Cuando ayudan a estabilizar con una inyección a Marie, Ulises vuelve me suelta para volver a entrar a la habitación para ir con su madre, lo dejo marcharse y tapo mi rostro reaccionando sóla esta vez.
Siento cómo todo empieza a dar vueltas, seco mis lágrimas y me sostengo por el respaldo de las sillas para sentarme y descansar un momento, me falta el oxígeno y mi estómago me pide a gritos que libere lo que siento, gritar, eso siento, dejar salir el dolor, pero no puedo hacerlo ahora. El teléfono de Ulises vibra en mi pantalón, le resto importancia, pero probablemente sea mi hermana así que lo saco a mala gana para ver su nombre en la pantalla.
—Kassia, ¿dónde estás? —no respondo—, ¿estás en el hospital? —un suspiro se escapa de entre mis labios y tapo mi boca cuando mis lágrimas mojan parte de la pantalla del celular—. Kassia, ¿qué sucede? ¿André ha despertado?
—Él... él... —mi voz se quiebra y escucho asombro desde el otro lado y un par de palabras más hasta que cuelgo.
Apoyo mi cabeza contra el muro y mi rostro me arde, estoy cansada y sólo quiero despertar de este mal sueño. Escucho pasos a lo lejos y veo una figura acercándose, es Donovan.
—Kassia... —Lo miro sorprendida de que esté aquí, su rostro es de preocupación.
—¿Qué haces aquí? —pregunto.
—Me enteré que uno de tus amigos está aquí, supuse que llegarías en algún momento, aunque son —revisa su reloj—, las cinco y media.
Espero que diga algo más, pero al parecer mi aspecto debe hacerlo callar— André ha muerto. —Confirmo esta vez en voz alta y me duele más de lo que creí.
