Recuerdo №1

336 17 0
                                    

❛ Eran las diez de la noche y estaba caminando a casa cuando la ví, solo éramos niños en ese momento

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

❛ Eran las diez de la noche y estaba caminando a casa cuando la ví, solo éramos niños en ese momento.

Estaba sentada en el césped con la espalda contra el árbol de un cerezo, estaba llena de moretones y pequeños rasguños en sus brazos y piernas. Parecía dormida.

Me sorprendió cuando abrió los ojos y me vió, sintió mi presencia... y sí, me había acercado a ella.

– ¿Qué estás haciendo? – me preguntó, no respondí y dijo molesta – Vete si no quieres hablar, solo me estás molestando.

Dijo y cerró los ojos de nuevo, pero no me moví. Estaba todavía ahí, parado delante de ella, buscando las palabras adecuadas para comenzar una conversación con ella.

– ¿Qué haces aquí a esta hora de la noche? – me senté frente a ella dejando las bolsas a mi lado

– Te haría la misma pregunta. – respondió teniendo siempre los ojos cerrados, esta vez un poco arrugados

– Fui de compras. ¿Y tú?

– ¿Yo? Es algo que no te incumbe. Ahora vete.

Una niña muy insistente era, por no escuchar a los demás. Le hice caso. Me levanté mientras me arreglaba la ropa pero, antes que me fuera, había notado que estaba comenzando a sudar frío. Entendí que, estar allí no era solo para encontrar paz, sino también de oprimir el dolor de los moretones.

Me asusté. Ahora me era imposible irme sin hacer algo.

– Ven, súbete en mi espalda – ofrecí

– Déjame aquí. No quiero... y no te conozco. – dijo con los ojos entrecerrados, la ignoré – Agh, que terco... – maldijo, viéndome que no me había movido todavía. No escuchaba a los demás, pero si eras demasiado, pero demasiado insistente con ella, le daba pena rechazar la oferta de nuevo que terminaba, al fin, para aceptarla.

Poco después, mientras se estaba levantando, de repente se desplomó y se desmayó. Con dificultad, tuve que colocarla sobre mi espalda.

– No lo haré ¡Jamás abandonaría alguien en dificultad! – sabía que ella no me había escuchado. Bueno, tenía poca importancia en ese momento – Gomen...

 Bueno, tenía poca importancia en ese momento – Gomen

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
melanconia /𝘀𝗮𝗻𝗼 𝘀𝗵𝗶𝗻𝗶𝗰𝗵𝗶𝗿𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora