Recuerdo №3

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– Mmn

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– Mmn... – asintió como si entendiera algo


– ¿Quien te hizo eso? – está vez pregunté yo seriamente, y también era para cambiar de tema

Faltaba solo que le dijera mi código fiscal por cuánta preguntas hacía. Era hora de parar.

– ¿Qué harías si te lo dijera? – bostezó mientras se frotaba los ojos cansados, era de noche – Ja... Vamos, dime – soltó una risita – ¿Qué vas a hacer, le pegarás?

– Bueno, tal vez... N-No soy bueno peleando... – apenado me rasqué levemente la mejilla

– Nah, no te creo.

Ella se reía, fue la primera vez que ví su hermosa risa. Por la impresión que me dio en ese entonces antes que la llevara a mi casa. Había entendido que solo era una amargada, pero no.
La hacía reír por cualquier broma que decía, solo nosotros dos pasando el momento. Sin embargo, mi hermana pequeña se despertó y bajó las escaleras de la casa.

– ¿Hermano? – llamó somnolienta la niña. Cuando me miró, notó que teníamos huéspedes – ¿Hola, quién eres?


Cierto, olvidé preguntarle su nombre.

– U-Una amiga ... – desvíe la mirada – Sería más fácil por mí se el diablo me llevara – murmuré

– ¿Que? – se rió mi hermana de mis palabras sin sentido


– Nada... Digo, no sé. Estuve todo el día afuera, acabo de regresar y todavía no dormí y... – ella me interrumpe

– ¿Y dices cualquier pendejada que te venga? – en ese momento, me dejó estupefacto por las elecciones de las palabras de mi hermana

Me reí. La unicidad de mi hermana, es que solo tenía cinco años en ese tiempo. Era tan respondona y rebelde, aunque era así que la quería porque era ella.
Me dolía el corazón sabiendo que después que nuestro hermanito naciera, comenzó tener una doble cara y se puso una pared. Sí, me gustaba que fuera bondadosa y amable... Pero perder los estribos después, no era algo agradable de ver.

– Dejando a un lado las bromas, ¿por qué estás despierta?

La chica estaba sentada en el sofá y yo en el sillón, mientras que mi hermana se dirigía a la cocina, y me dijo.

– Tengo hambre. – abrió la nevera – ¿Quieren algo? ¿Un trozo de tarta?

– Oh, no- – la interrumpí

– ¡Sí! solo una, por favor. – me miró confundida y un poco molesta la chica, esa llena moretones

No me respondió de mala manera, tal vez fue porque mi hermana estaba allí. Le traje una rebanada y la coloqué sobre la mesita frente a ella, murmuró un ‘gracias’, un poco incomoda empezó a comerlo .

– ¿Cómo te llamas? – preguntó a mi hermana mientras se comía ese pastel que preparé una semana atrás

– Detesto mi nombre, porque suena estúpido – dudó, no supo si decirlo o no – Bueno... me llamo Sano... Sano Tokio – respondió mi hermana – Gracioso, ¿no? – se sentó en el sofá a su lado

– Nop, me gusta – sonrió calmada

No sé por qué, pero mi rostro se sintió un poco caliente cuando lo dijo aunque no se estaba refiriéndose a mi.

No sé por qué, pero mi rostro se sintió un poco caliente cuando lo dijo aunque no se estaba refiriéndose a mi

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melanconia /𝘀𝗮𝗻𝗼 𝘀𝗵𝗶𝗻𝗶𝗰𝗵𝗶𝗿𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora