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Rosé tenía una cita esa noche, así que todas nos fuimos de la casa de Lalisa

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Rosé tenía una cita esa noche, así que todas nos fuimos de la casa de Lalisa. Ellas dos a la de Rosé y yo a la mía.

Miré mi celular, nada, nada de Kai. Mis dedos temblaban por marcarle y pedirle perdón por dejarlo ir solo; pero otra parte de mí, decía que debía dejarlo hasta que el viniera a mí.

¿Y si nunca lo hace?

¿Quién dice que le importo tanto?

- Jenjendeukie

Frené y alcé la vista hacia mi casa, el estaba sentado en las escaleras de la entrada.

- Kai...

Se levantó y vino hacia mí.

- Esto fue mala idea, juntarnos con Lalisa fue una pésima idea. Lo siento, no debí proponerlo.- tomó mi mano, jugando con mis dedos.

- Yo lo siento, no debí dejar que ella te dijera esas cosas.

- No, está bien - sonrió, pero se le notaba dolido - Sirvió para hacerme pensar más a fondo sobre nuestra relación. Es decir, qué tipo de relación llevamos en realidad - me miró directo a los ojos.

¿Qué?

Dios, no, no. Corazón, tranquilizate.

- Bien... - solté en medio de una exhalación.

- Y Jenjendeukie, nunca estuve tan seguro de nada en mi vida - sonrió con sinceridad - ¡Yo te amo! - La sonrisa salió sola de mi cara, Dios, en serio quería saltar de alegría. El realmente dijo - ¡Eres como una hermana para mí! - me abrazó - Eso es lo que somos. Los hermanos que nuestros padres no pudieron darnos. ¿No es así? Sé que lo sientes también y que por eso me defiendes siempre tanto - me apretó más. Yo no podía ni siquiera moverme. - Te amo, hermanita ¿Querías otro apodo? ¡Pues ese me parece perfecto! - Se separó, sujetandome por los hombros y me miró todavía con esa sonrisa.

¿Puedo llorar?

- ¿Vas a decirme algo? ¿No piensas lo mismo?

No.

- Sí, por supuesto - sonreí.

¿Cómo saqué fuerzas para sonreír con mi corazón roto?

Supongo que nos pasa a todos.

- Lamento que los comentarios de Lalisa nos hayan puesto incómodos, pues nosotros tenemos en realidad este tipo de relación, eso pienso. Y ver que estás de acuerdo, ¡me llena de alegría! - 'volvió a abrazarme.- !Te quiero tanto, hermanita!

- Yo igual, hey.- lo separé - Igual es algo tarde, ¿nos vemos mañana?

- ¡Claro! Quería ir de compras, vi un Traje buenísimo, así que me acompañarás por él.- asentí. El no me soltaba aún.

Sólo dejame ir, quiero encerrarme en mi cuarto y llorar.

- Algo más, realmente no entiendo por qué te gusta Lalisa, es tan grosera. No lo hubiera imaginado, como en la escuela no habla, creí que sería igual de tranquila, pero es una completa cretina.

- No, no lo es, ¿por qué dices eso de ella?

- Espero que caigas en la realidad y te des cuenta de que una chica así no te conviene. - Digo, sé que el gustar no se deshace así como así, peeero, sé que la verás como es en realidad y se te pasará.

¿Por qué no puedo decirle que no es así como el dice?

No puedo defenderla, no quiero que piense que lo hago porque cree que me gusta, eso sólo complicaría las cosas.

- No... No hables mal de otras personas, te queda mal.

- Auch, tienes razón, Jen.

- Oh, tú acabas de usar el apodo de Lalisa.

- Sí, lo usaré cada vez que se me antoje sonrió Básicamente, que se joda Lalisa - se alzó de hombros.- De nuevo, perdón, sé que te gusta, pero ahora que sé cómo es, no me agrada y pues, sabes que no puedo controlar mi lengua cuando es así. En fin, ahora sí nos vemos.- acercó su rostro y dejó un beso en mi mejilla, yéndose.

Me quedé quieta ahí como una idiota.

Mi corazón dolía por lo que el había dicho. ¿Entonces no tendría nunca una oportunidad?

No, no. No debo darme por vencida, el se tiene que dar cuenta en algún momento de la manera en que lo veo.

¿No?

¿Qué es más tonto, seguir esperándolo o no confesarme?

Pero, ¿y si me confieso y arruino todo? ¿Si el ya no quiere ser mi amigo?

Tengo miedo, no sé qué hacer.

Apreté mis puños y entré a casa.

Subí las escaleras, yendo a mi habitación y me tiré a la cama.

Las lágrimas de tristeza y frustración salieron por sí solas. Las notificaciones del celular comenzaron a sonar, pero yo realmente no quería ni abrir los ojos. Sólo quería dormir y que el día acabara ya.

Pero ante la insistencia, como siempre, cedí.

Quizás era Kai y yo aquí de llorona.

Tomé el celular. No era el.

 No era el

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NO TAN HETEROSEXUAL [JENLISA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora