CAPÍTULO I

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Me gusta mucho la biblioteca.

El silencio y la paz que emana este lugar me agrada al punto de que con sólo entrar mi cuerpo se relaja.

Pero hoy, justo hoy, esa paz y tranquilidad era interrumpida por una muy insistente castaña con una idea tan descabellada como ella.

—¿ No crees que ya es tiempo? Digo, ha pasado mucho desde que saliste con alguien. — Thebe me sonríe expectante a mi respuesta. Yo en cambio prefiero ignorarla posando la vista en los libros del estante superior.

— Vamos Amaia, Liam es buen chico. Además de que posiblemente sea tu tipo. —

— Thebe, te quiero. Pero por última vez, no saldré con él. — Sonrío al encontrar el libro que buscaba y lo tomo admirando la portada.

— Amiga, yo también te quiero y me preocupo por tí. — La castaña me arrebata el libro de las manos ganándose una mirada molesta de mi parte. — Y por eso me preocupo por buscar tu felicidad. —

— ¿Y quién dijo que mi felicidad depende de tener una pareja? — Le quito el libro de mala gana apilándolo con los otros dos que llevo.

— No me refiero a eso, pero tampoco quiero que te cierres a la oportunidad de conocer a alguien y que te diviertas. —

Y ahí estaba. El tema de cada semana, amaba a mis amigas se los juro que sí. Pero a veces exageraban a tal punto de ser un poco irritantes y más aún con este tema en particular.
Y no, no tuve ninguna relación trágica que acabó con todas mis ganas de tener otra. Al contrario, mi última relación acabó en muy buenos términos tanto así que James, mi ex, se convirtió en un gran amigo. De eso han pasado tres años, de los cuáles no he sentido interés alguno en retomar mi vida amorosa.

No es que me cerré por completo a la idea de tener pareja, al contrario espero en algún momento vivir un amor tan arrasador e intenso, dónde pueda entregar cuerpo y alma.

Joder, claro que sí quisiera vivir eso.

Pero por ahora no buscaba nada de eso, es más las cosas llegan sin necesidad de buscarlas. Aparecen de la nada sin explicación alguna cambiando todo, para bien o para mal, no lo sabemos. Pero ese es el punto ¿No? No saber que esperar.

—Mi respuesta definitiva es no. Aprecio mucho que quieras jugar a ser mi cupido, pero me siento bien así. Y ahora lo único que me importa es terminar este trabajo para poder descansar a gusto este fin de semana. — Acomodo bien los libros para evitar que se caigan y ocasionen un desastre, y emprendo mi camino al mostrador del bibliotecario para que me dé el pase de autorización y así poder llevármelos a casa.

Escucho los pasos atrás de una resignada Thebe y sólo puedo sonreír al imaginarme su cara con un puchero bien ridículo que pone cada que le dicen que no a algo.

Una vez firmado y sellado el pase salimos a buscar una mesa por el campus para pasar el tiempo libre que nos queda.
Nuestra casa de estudio universitario era un lugar modesto, con un campus lindo, áreas verdes, grandes salones, biblioteca y cafeterías. Una universidad privada que contaba con seis  grandes pisos que albergaban todas las facultades de estudio.
Thebe y yo estamos en la facultad de Derecho, que se ubica en el primer piso, y Mía nuestra otra mejor amiga está en la facultad de Finanzas en el tercer piso.

Llegamos a las mesas de la entrada dónde nos esperaba la última integrante del triángulo de amor que somos (nótese el sarcasmo).

— Con esa cara que traes puedo asegurar que te dijo que no. — Mía ríe burlándose de Thebe quién la asesina con la mirada y rueda los ojos con la molestia plasmada en su fino rostro.

UN AMOR QUE NUNCA DIRÁ ADIÓSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora