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Los dos en un solo coche, solo con la brillante luna como luz.

Un coche delante de un barranco dando a la playa, la cual hoy noche se veía hermosa.

Pero para Baji, lo más hermoso que sus ojos veían era Kazutora, este se encontraba con el codo apoyado en la ventana del coche, mientras con su mano sostenía un cigarrillo ya encendido.

Kazutora miraba atentamente el mar desde el coche, realmente era una vista hermosa.

— ¿No es bonito el mar? —

Dijo el del tatuaje mirando a su amigo de reojo, rompiendo el silencio tan cómodo que tenían entre lo dos.

— Es precioso, ¿pero sabes qué es más hermoso que el mar? —

Preguntó Baji con una sonrisa adornando su cara, dirigió su vista al de mechas.

— ¿El qué? —

Kazutora lo miró confundido, Baji lo señaló con su dedo.

— Tú eres más hermoso que el mar —

El pelinegro con su dedo índice elevó levemente la cabeza de Kazutora, colocando su dedo en su barbilla.

Digamos que Baji siempre le coqueteaba a su amigo, este ya casi acostumbrado soltó una pequeña risa.

— No digas bobadas, Romeo —

El pelinegro frunció el ceño.

— No lo digo en broma, Kazutora —

El nombrado ladeó la cabeza confundido, dándole la última calada a su cigarrillo para posteriormente apagarlo y tirarlo al piso.

— Kazutora —

Lo llamó Baji, recibiendo un "¿Mm?" como respuesta.

— Eres tan hermoso como el mismísimo mar —

Llevó su mano al mentón del pelinegro con mechas, este pestañeó varias veces.

— ¿Qué clase de droga vencida te fumaste? —

— Tu eres esa droga Tora —

Ese apodo, el que tanto le solía decir Baji al de mechas cuando eran pequeños lo llenaba de felicidad. El último nombrado sonrió.

— Deja de ser tan cursi, ¿qué quieres decirme con eso? —

Se cruzó de brazos esperando una respuesta.

— Tora, no sé explicar lo que siento con palabras, ¿me dejarías decírtelo con acciones? —

Preguntó Baji mientras miraba los hermosos ojos amarillentos de su... Amigo.

— ¿Keisuke Baji pidiendo permiso para algo? Vaya sorpresa —

Se burló el de mechas con una sonrisa.

— Kazutora, voy en serio —

Dijo serio Baji, el nombrado por el anterior se quedó algo confundido y en silencio.

— Entonces... Supongo que sí —

Respondió el tatuado aún confuso.

Baji sonrió levemente y llevó la vista a los labios de su amigo, se acercó poco a poco a ellos hasta hacer contacto con los suyo, lo que hizo que Kazutora abriera bastante los ojos por la sorpresa.

El pelinegro comenzó a mover sus labios lentamente, pidiendo a gritos por dentro ser correspondido. Cosa que pasó.

Kazutora rodeó el cuello del pelinegro con sus brazos, cerrando los ojos y correspondiendo después de haber reaccionado.

Esto hizo que Baji sonriera a medio del beso. Poco a poco las cosas se fueron calentando y ahora mismo estaban comiéndose hasta los pecados.

Ahora mismo Baji se encontraba sobre el contrario, con el sillón del coche tumbado hacia atrás. Con sus brazos rodeando su cintura y los dos a cero distancia entre sus cuerpos, seguían besándose sin parar con la respiración agitada, igual ninguno de los dos quería detenerse.

— Di algo si quieres que pare —

Dijo el pelinegro dejando de besarlo después de un rato, el contrario solo lo jaló volviendo a juntar sus labios, a lo que Baji entendió que siguiera y no parara.

El pelinegro se separó de su cara unos centímetros, le entreabrió la boca con el pulgar y luego metió su lengua, así explorando la boca de el contrario y jugando con su lengua.

Volvió a separarse por falta de aire, lo único que se escuchaba en el coche eran dos respiraciones mezcladas t ahora suspiros por parte de Kazutora, Baji bajó la cabeza a su cuello para así marcas este con chupetones y mordidas.

El mismo que estaba siendo marcado por el contrario le puso una mano en la cabeza apartandolo.

— Ya basta, no quiero llegar más lejos aún, lo siento —

El pelinegro asintió y ahora acunó la carita de Kazu entre sus manos, lo miró a los ojos con una sonrisa algo estúpida.

— Tranquilo, no te disculpes por eso —

Dijo el colmilludo, dándole un pequeño beso sobre los labios.

— Pero Baji, tu... —

El de mechas llevó su mirada a la entrepierna del contrario, estaba más duro que una roca.

— No te preocupes por eso, te dije que me detendría si me lo decías —

Kazutora volvió a llevar su mirada a los ojos de su amigo, este sonrió y le acarició las mejillas.

— Kazutora, ¿puedo llamarte mi novio? —

Las mejillas- La cara del nombrado en si se volvió un tomate, abrazó a Baji con fuerza y asintió con la cabeza en su hombro.

— Claro que puedes Baji —

El pelinegro sonrió correspondiendo al abrazo, posteriormente los dos terminaron dormido en el mismo sillón abrazados.





























El pelinegro sonrió correspondiendo al abrazo, posteriormente los dos terminaron dormido en el mismo sillón abrazados

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𝘊𝘪𝘨𝘢𝘳𝘦𝘵𝘵𝘦𝘴 𝘪𝘯 𝘵𝘩𝘦 𝘯𝘪𝘨𝘩𝘵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora