(parte dos de el capítulo anterior) - - - Kazutora juró sentir un vuelco en su corazón, lo único que pudo decir con una cara de asombro fue un "Baji..." por lo bajo, el más alto sonrió enseñando sus colmillitos.
— Ahora... El pastel de cumpleaños debe ser esa basura, ¿verdad?
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Kazutora asestó un puñetazo en la cara de Junpeke, quien sólo soltó quejidos.
Dijo el antiguo amigo de el del lunar, quien cayó al piso de rodillas por el golpe.
— Te refieres al "árbol de dinero", ¿verdad? —
Preguntó Kazutora, ciertamente daba puto miedo ahora mismo.
— ¡Ew-eh-e-espera un poco! ¡¡Me disculparé por ese momento!! —
Dijo con miedo Junpeke, el del lunar se puso de cuclillas a su altura y puso la palma de su mano frente a el contrario.
— Dame ese pendiente —
Dijo Kazutora, recibiendo un "¿Eh?" como respuesta.
— Es mi cumpleaños, así que está bien, ¿verdad? Y... No es "Kazutora", es "Kazutora-san", ¿de acuerdo? —
Dijo con el ceño fruncido y apretando su mandíbula.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Kazutora y Baji caminaban a saber donde, ya con el pendiente de cascabel con Kazutora.
Los dos reían por la escena de antes.
— ¿Viste su cara? ¡Se mojó los pantalones! —
Dijo el colmilludo, haciendo que el contrario riera.
— Sí, ahora me siento renovado —
Dijo el de el lunar sonriendo.
— Bueno, ¡Ahora vamos a mi casa! —
Habló Baji, poniendo rumbo a donde dijo. Recibió un "¿Eh?" de Kazutora, confundido.
— ¡Para perforar tu oreja!
Explicó el más alto, haciendo que Kazutora sonriera enseñando sus dientes y asintiera. Al llegar a casa del pelinegro este abrió la puerta.
— ¡Ya estoy en casa! ¿Mamá? —
El pelinegro al no recibir respuesta sonrió maliciosamente, pues sí su mamá no estaba podría hacer eso sin problema.
— Bien, Kazutora, siéntate por ahí —
Dijo Baji, señalando las sillas de la cocina.
El del lunar asintió y fue a sentarse donde dijo, al rato el más alto le puso hielo en el lóbulo de la oreja, se lavó las manos y fue a desinfectar una aguja.
— Puede que duela —
Avisó Baji, quitándole el hielo de la oreja al contrario.
El del lunar asintió y cerros sus ojos con fuerza, soltó un quejido al sentir un pinchazo.
— ¿¡"puede que duela"!? ¡Esto duele como la mierda, Baji! —
Se quejó Kazutora, a lo que el contrario soltó una carcajada, quitó la sangre con un algodón y colocó el pendiente.
— Yap, acuérdate de desinfectarlo todos los días, ¿de acuerdo? Tora. —
Dijo el más alto sonriendo y mirando al contrario, este sonrió levemente por ese apodo.
— ¿"Tora"? Mm... Claro, me acordaré —
El más pequeño, sonriendo, se bajó de la silla con su pendiente.
— ¡Ahora suena! ¡Haha! —
Dijo Kazutora riendo al escuchar el sonidito del cascabel.
— ¡Es increíble! —
Le respondió el más alto.
Ese día, Kazutora terminó durmiendo ahí junto a Baji, cenó con la madre de este también.
Se sentía seguro.
Quién diría que podía llegar a llamar a alguien "Mi hogar", a Baji, a Baji podía llamarle así.
Se olvida de todos sus traumas y sonreía con sinceridad cuando pasaba tiempo con su amigo.
"Amigo", digamos que Kazutora no llegó a sentir solo amistad por Baji. Ahora, ¿por qué no se lo dijo antes? Fácil, era muy inseguro y constantemente pasaban preguntas por su cabeza.
Por ejemplo:
¿Y sino siente lo mismo?
¿Y si me abandona?
¿Pensará que soy asqueroso porque me gustan los hombres?
¿Que haré si se aleja?
Supongo que será mejor dejar las cosas así... Que me coquetee no significa nada.
Así estuvo seis años.
Seis malditos años escondiendo sus sentimientos, ¿por qué? Por su puto miedo al ser rechazado o abandonado.
Seis años que tuvo que esperar para poder besarlo, puede que valiera la pena después de todo.
Uno cortito porque no hay más ideas gente, es lo que hay ( ꈍᴗꈍ)
