Bailando con el diablo

4

Estaba sentado en una habitación esperando a que el vagabundo que lo atrapo volviera, este le dijo que iría por un oficial que iba a realizar el papeleo y algunas preguntas. Quería escapar, pero aun que ni si quiera estaba esposado, sabia que era estúpido intentar huir sin ninguna peculiaridad con la cual defenderse.

—No era necesario que me trajeras. —Izuku bramo molesto cuando lo vio regresar con dos oficiales.

—Si te hubiera encontrado en horario escolar. —torció la boca, ya estaba acostumbrado a estas situaciones, pero aun seguían incomodándole. —Habría hecho que un oficial te llevara inmediatamente a tu casa, pero te encontré afuera de un bar a las 11:00 de la noche, aceptándole cigarrillos a alguien mayor. —Tomo asiento junto a dos colegas frente a él. —Es mi trabajo averiguar si estas afuera por rebeldía o negligencia. —a pesar de su molestia su voz aún se escuchaba calmada.

—Entonces Ereaser. —lo miro con cautela, respetaba al héroe clandestino por que era de los pocos de los que miraban más allá de los casos que podían posicionar bien a los héroes en el ranking, solo que eso no le aseguraba que no fuera como otros, casi estaba seguro que en cuanto supiera que no tiene ninguna peculiaridad lo dejaría ir como los otros "héroes" que lo encontraron vagando o en una situación comprometedora en el Hell and Heaven. —Por eso trajiste al detector de mentiras humano. —con eso, ninguno pudo evitar esconder su asombro. —Debe ser extraño para ustedes que sepa quienes son, mientras que Ereaser ni si quiera a podido saber mi nombre. —Izuku trato de mantener una actitud burlona y criptica como la de su novio, el pelirrojo le mostro que podía cambiar su comportamiento para conseguir lo que quiera o simplemente incomodarlos lo suficiente para que lo dejaran en paz.

—Es por eso que lograste patearme. —Aizawa se encontraba un poco alarmado por que eso explicaba como conocía su estilo de lucha. —¿Cómo sabias quien era yo? —Antes de que Izuku respondiera, el detective carraspeo para interrumpir al héroe clandestino.

—Creo que es mejor que esa respuesta quede en el expediente. —Aclaro Naomasa. —Como ya sabes quien soy no hay necesidad de presentaciones, Ereaser estará aquí observando, el tiene la autoridad para irrumpir o si se presenta hostilidad. —saco una libreta de su gabardina para hacer observaciones del interrogatorio. —El oficial Yui se encargará de registrar tus respuestas. —El mencionado había logrado incomodarlo, lo miraba con ojos hambrientos y los otros ni si quiera se daban cuenta. no pudo evitar torcer los ojos, le molestaba que estuvieran perdiendo su tiempo. —¿Cuál es tu nombre?

—Izuku Midoriya. —quería mentir, pero sabía que era inútil, solo le quedaba dar respuestas a medias para no exponer a su novio.

—Cierto, ¿Cuál es tu edad y tu peculiaridad?

—Catorce años y no tengo peculiaridades. —bufo y espero que con eso lo dejaran ir, sabía que no perderían el tiempo en alguien como el, ya se sentía demasiado desesperado por volver a los brazos del único que le ha demostrado lo contrario.

—Ah, eso explica por que alguien de tu edad vaga por esos lugares vestido de manera tan provocativa. —escuchar eso, fue un estruendo demasiado incomodo. Entonces cuando iba a ser reprendido por sus colegas, el niño fue más ágil y los termino por sorprenderlos más.

—¿Crees que soy un prostituto? —subió al escritorio que lo separaba de ellos y gateo hasta el oficial que lo veía con una mirada sombría. —¿Te provoca mi atuendo? —movió los hombros con gracia para que el abrigo callera y dejara ver un poco más de piel. — Ahora entiendo por qué me ves como si quisieras arrancarme la ropa. —Su voz sonó aterciopelada aún que salía de una sonrisa burlona. Había descubierto que luego de ser rechazado por la sociedad por tanto tiempo, le satisfacía sentirse deseado por aquellos que solo ven su falta de quirk; si estuviera en el club ya le hubiera advertido que Akuma se iba a molestar por tan solo mirar lo que le pertenece. Lastima que aquí no podía jugar esa carta sin levantar sospechas de su relación. Deseaba seguir burlándose de él, pero el arma de captura del héroe clandestino lo obligó a retroceder.