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Izuku despertó con una extraña sensación de estar flotando, la cual se rompió al escuchar como el personal medicó alegaba lo mucho que estaban sorprendidos por lo pronto que se acabó el efecto del sedante. Al principio estaba interesado en escuchar todo lo que tenían que decir, pero en el momento que comenzaron a felicitarlo por que su don finalmente floreció, el decidió que prefería soló mirar el techo y esperar a que le dijeran que se podía ir.

Se mentiría a sí mismo, si negara que eso no le hizo sentir un pinchazo al corazón, mientras seguía evadiendo miradas y comentarios, el mismo se reprendía por dejarse engañar por la amabilidad que le estaban brindando, le revolvía el estómago el soló pensar el por qué, ellos lo estaban tratando por primera vez como humano. Todo esto le demostraba con más claridad que Akuma tenía razón, él era el único que lo noto aun sin un quirk.

Entonces cuando creyó que por fin todos aquellos hipócritas lo habían dejado soló, minutos después la puerta de su habitación fue abierta dejando ver a Aizawa y al detective de la otra noche.

―Cuando le dije a la enfermera que me sentía bien, no mentía. ―frunció el ceño molesto. ―No era necesario. ―No era necesario que trajeran al detector de mentiras. ―dejo caer pesadamente su cabeza en la almohada.

―Y no mientes. ―le dijo al registrar su comentario mordaz como verdad. ―Después de todo lo que paso es sorprendente que te encuentres mejor de lo que esperaban. ―Izuku ni si quiera lo miro, sus ojos verdes seguían viendo el techo como si fuera lo más interesante del mundo. ―Sabes que vengo por respuestas. ―miro a la enfermera que entro con ellos para que los dejara solos.

―¿No podría simplemente irme a casa? ―pregunto con un tono de fastidio en su voz, porque sabía que la respuesta seria no. ― Mi madre no ha dado ningún consentimiento para que me puedas interrogar. ―esperaba que eso fuera suficiente para que retrocedieran.

―Necesitaríamos su consentimiento si ella hubiera aparecido. ―Izuku se sintió bastante tonto por creer que lograrían localizar a su madre. ―Nuestra prioridad es asegurarnos de tu bienestar por lo que tengo la autorización para continuar aun sin su consentimiento

―Mierda. ―sabía que gracias a eso, ellos intentaran encontrar cualquier detalle que pueda inculpar a su madre de negligencia. Tristemente no teme que lo separen de ella y lo arrojen al sistema, lo que de verdad le angustia es que esto lo aleje de Akuma.

―No estás en problemas. ―Eraser le dijo con su habitual calma para que él no se sintiera acorralado. ―Solo queremos saber como ayudarte. ―ambos notaron que eso le fue indiferente. ―Terminaremos pronto si no evades las preguntas. ―le comento esperando que eso lo animara a cooperar.

―Bien. ―Izuku suspiro deseando estar en otro lado.

― ¿Recuerdas que sucedió? ―pregunto el detective.

―No...―se mordió el labio al recordar que no le servía de nada mentir. ―Si lo hago. ―ambos lo miraron curiosos. ―Es un poco brumoso. ―cerro los ojos por un momento para hacer un recuento de lo que paso, había fragmentos de Akuma reclamando con sus besos cada parte de su piel, pero también recordaba cómo le suplico que no se fuera, de alguna manera también vino a su mente la cara molesta de Katsuki. Definitivamente no recordaba todo a la perfección, aun así cree saber lo que paso.

―Cierto. ―El detective soltó un pequeño suspiro cuando Aizawa le pasó la copia del expediente médico con algunas de sus notas obtenidas de las respuestas que le dio el adolescente rubio. ― Toda esta situación nos hace creer que pasaste por un evento traumático. ― Izuku intento seguir mostrándose indiferente pero no pudo evitar dirigir su atención a ambos, en su rostro salpicado de pecas estaba un deslumbrante reflejo de confusión. ― Si hay algo que te cueste mencionarlo, podemos tomar un respiro. ―su tono se escuchó demasiado sincero, lo cual logro incomodarlo bastante. Le era bastante extraño recibir ese trato de alguien más que no fuera Akuma. ―Haremos todo lo que esté en nuestras manos para encontrar tu agresor.

Bailando con el diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora