REMEMBER ━━ jason todd

s e i s

  Una vez que comenzaste a entrenar con el segundo hijo de Bruce, te habías percatado de que su actitud comenzó a cambiar para bien. Aunque si carácter era el mismo, él mantenía conversaciones contigo sin ningún tipo de problema, aquello te agradaba porque finalmente podrías ensamblar conversaciones con todos los integrantes de la familia Wayne.

  Solamente existía un problema, la mayoría del tiempo la familia no se encontraba disponible y siempre solían dejarte con Alfred. Por supuesto que te agradaba demasiado la compañía de el mayordomo, pero cuando estabas acompañada de un familiar, siempre tendría que ocurrir algo de gran importancia y en la mayoría del tiempo siempre era cuando estaban hablando de cosas que necesitabas saber.

  Hace tiempo que aún no veías a tu primo Clark, sabías que la vida de un superhéroe era totalmente ocupada. Ellos tendrían que hacerse cargo de sus vidas comunes mientras se encargan de los villanos en el mismo día, quizás era una gran presión pero tal parece que los jóvenes de la familia Wayne ya se habían adaptado a este entorno.

  Casi sin medir tu fuerza te habías percatado de que tu puño había atravesado el saco de boxeo que estabas golpeando, por lo que solo bajaste la mirada manteniendo tus manos sobre tus rodillas. Alfred quién se encontraba observando, se había percatado de que te encontrabas más pensativa y a decir verdad creía saber el porqué.

— Creo que la mejor manera para desahogarse es hablando.

  Alzaste tu mirada encontrando una pequeña toalla blanca, la cual te había entendido el mayordomo. La cual aceptaste de manera gustosa, pensabas que nadie se iba a enterar de lo que estaba sucediendo pero, estabas frustrada por estar en tu hogar sin hacer nada más que esperar a los demás.

— Gracias— le diste una diminuta sonrisa.

— Se que está frustrada— presionaste los labios con algo de fuerza—. A decir verdad su actitud me pareció algo familiar.

— ¿A quien?— observaste la toalla blanca que ahora se mantenía entre tus piernas.

— A el señor Wayne— lo observaste con sopresa—. Solía comportarse de esa manera cuando era joven.

  Alfred había visto muchísimas veces al joven Wayne frustrarse por las cosas que tendría que hacer en su adolescencia, cuando él no podía por si solo siempre trataba de extender una de sus manos, en un intento por ayudarlo. Quizás ahora sería un poco las difícil porque no sabía lo que estaría pensando la Kriptoniana, aunque trataria de hacer lo mejor para que ella no se sintiera de esa manera.

  Cuando lograste escuchar el apellido del magnate millonario, recordaste lo que había sucedido días atrás. Querías ayudarlo, ya te habías percatado de que un humano no tenía tus mismas capacidades y alguien que se expusiera de esa forma solo lograba aumentar tu preocupación.

— Espero que él esté bien— murmuraste el voz baja, a decir verdad Alfred solo escucho un poco.

  Cuando viste por primera vez a Bruce, pensabas que se trataba de una persona frívola la cual haría lo que más le convenga. Pero, todos esos pensamientos se desmoronaron una vez que el ensambló una conversación contigo, tratando de que no te sintieras incómoda.

  Él es una buena persona.

— Estoy seguro de que ellos van a regresar sanos y salvos— Alfred coloco una mano sobre tu hombro con seguridad.

— Yo lo sé— le diste una pequeña sonrisa.

— Por ahora le recomendaría que descanse, ya es un poco tarde para que usted siga despierta a estás horas— aconsejó con una mirada llena de calidez.

  Desde que habías llegado a la residencia Wayne, Bruce te había comenzado a tratar de la misma manera que sus hijos. Entendía que no eras una de ellos, pedo estaba feliz por tener que enseñarle a una joven acerca de los principios de la humanidad, ética y respeto.

  Después de todo sabía que Clark estaría demasiado ocupado tratando de que él ejercicio estadounidense no te llevará para más investigaciones, aquel proceso era demasiado lento y es que más que nada Superman era el único que podría solucionar aquellos problemas. Debido a que el mundo están en descontento por la existencia de otra Kriptoniana en el planeta Tierra.

  Por esa razón Clark tendría que portar su traje de Superman, para ir a reuniones diarias y así lograr lograr mantenerte en la Tierra. Él sabía que él proceso sería muy lento.

  Alfred se encargó de que terminarás tus entrenamientos, el mayordomo debía de admitir que estabas tomando los mismos pasos que tú primo y que ya estarías lista para ser una nueva superhéroe. Pero aún eras muy joven, tendrías que mantener algún tipo de experiencia enfrentándote a la familia Wayne. Entendía que quizás te tomaría un poco más de tiempo adaptarte a la sociedad, pero lo estabas logrando, poco a poco podrías estar entre los ciudadanos y ninguno se daría cuenta de que eras una extraterrestre.

  El mayordomo tenía la costumbre de traer un vaso de leche caliente para que lograrás conciliar el sueño, esto sucedido ya que meses pasados siempre solías tener demasiado insomnio por las cosas que habías pasado en tu planeta. Pero una gran sonrisa apareció en su rostro cuando se había percatado de que habías logrado dormir sin aquel método que utilizaba, quizás hasta habías olvidado darte una ducha debido a lo cansada que habías estado.

  Como era el único en la mansión se había percatado que desde hace tiempo que habías entrado a aquella habitación, iniciando tu entrenamiento.

  Con demasiado cuidado logró cerrar la puerta de tu habitación con la bebida en su otra mano, cuando finalmente termino y dió vuelta encontró la figura de alguien familiar observándolo con curiosidad.

— Creo que ella está cansada de estar en la mansión— expusó el mayordomo, observando con detenimiento al joven que el mismo crío.

— Lo sé— respondió—. Pero no puedo hacer más por ella.

— Claro que puede— Bruce observó a Alfred con confusión—. Una persona con superpoderes lo que más desea es ayudar a los demás y no estar en su habitación todo el tiempo.

— No— Bruce frunció un poco el entrecejo—. Aún es joven para estás cosas.

— Tengo entendido que el joven Dick tomo el manto de Robin a los nueve años— Bruce alzo su mirada—. Hay una gran diferencia entre ellos, solo tenga en mente que ella es igual que su primo.