p r o l ó g o

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Kripton, Argón City
Hace años atrás

  La fuerza que ejercías en las plantas de tus pies, era tanta, ya que jamás habías tenido la sensación de una fuerte pulsadas sobre ellas debido al dolor, no tenías de otra, no podías quedarte a observar todo, pero tampoco podías ayudar a los demás. Ellos también estaban corriendo por sus propias vidas, habían cuerpos de personas que lograste reconocer.

  Corre.

  Esa era la actividad que te encontrabas realizando. Siendo completamente honestos, tenías miedo, una gran cantidad de adrenalina se manifesto dentro de tu sistema, una sensación que nunca habías experimentado en toda tu vida acompañada por el gran miedo de perder a un ser querido. Las personas de Kripton se encontraban ejerciendo la misma actividad que realizabas, sin embargo no tenían de otra, ya que eso era para salvar sus vidas.

  Era un escenario horrible.

  Un apocalipsis, un desastre, una destrucción masiva.

  La frustración te había atacado, los habitantes estaban siendo masacrados por meteoritos, que a cada momento atacaban el planeta sin piedad alguna. Las lágrimas de la agonía se hacían presentes en tu rostro, bajando lentamente por las mejillas que anteriormente presentaban rastros de sangre kriptoniana, no estabas en tu hogar sino en otro lugar y te preocupaban tus padres.

— Esto es solo una pesadilla— murmuraste entre lágrimas después de observar a tus alrededores.

  A tus cortos años sabias exactamente que no era nada bueno el que estuvieras presente en una situación tan peligrosa.

  ¿A quien le importa eso ahora?

  Seguiste corriendo a paso rápido en forma opuesta de los habitantes, sin duda esto sonaba una terrible idea pero, tu familia estaba en otra dirección, debías estar con ella.

— ¡Maldita sea!— clamaste al momento de entrar en un pequeño espacio, justo después de que un meteorito se impactara frente a ti tapando la única salida que conocías.

  Te acercaste con lágrimas secas hacia tu hogar, los meteoritos aún seguían cayendo como lluvia. Todo su planeta estaba al borde del colapso debido a los múltiples golpes, mordiste tu labio con miedo, acercándote hacia una silueta familiar.

— Madre—te avalanzaste hacia ella con fuerza, las lágrimas traicioneras recorrían su hombro.

— (T/N)—murmuró la mayor, acto siguiente tocar tus cabellos dorados con una pequeña sonrisa, sabias que ella estaba muy mal y se notaba con solo observarla.

— ¿Que sucede?— le preguntaste de manera inocente, pensabas que estando ambas no habría nada que podría separarla.

— Kal, esta saliendo del planeta— aparentemente eso causó una gran sorpresa en ti, por lo que bajaste la mirada con gran tristeza.

— ... y ¿sus padres?— le preguntas temerosa, ella sólo se dedicó a  apartar la vista.

— (T/N), tienes que entender que solo hay espacio para una persona— ella te había tomado de los hombros esperando a que comprendieras la situación, no sabia como hablar de algo tan delicado.

— No...— murmuraste liberándote de sus manos. — ¡No madre! ¡no puedes hacerme esto!

  Tus lágrimas se habían hecho aún más presentes, la mayor simplemente bajo la mirada con lágrimas en sus mejillas, la situación era difícil.

— (T/N), escuchame— tu madre se acercó a ti apretando sus nudillos con gran frustración. —. No es algo que decidí, yo se que te prometí estar contigo— bajó la mirada—. Lo estaré, siempre estaré contigo donde que estés— sonrió mientras las lágrimas bajaban a su barbilla.

  Sabías que era una más de sus mentiras, una mentira que tendrías que creerte para que todo estuviera bien.

— Te amo, madre— pronunciaste en un hilo de voz.

  Mantenías el traje que conllevaba el símbolo familiar de una « S », una palabra que significaba esperanza, algo que tendrías que sentir esperanza por los demás y debías de tenerla para seguir adelante.

  Alura, alías tu madre, te había colocado en la cápsula en donde por ende, el despegue estaba apunto de de iniciar. Observaste la figura de tu madre, sería la última vez que la verías con vida, la última vez que escucharías de su voz, “ un te quiero, te amo.” la última vez en la que también verías el planeta con vida.

— ¡Madre!— exclamaste teniendo una sensación de arrepentimiento.

  La nave había despegado, dándote una clara vista de tu madre siendo masacrada por un meteorito que caería en el lugar en donde estaba tu hogar.

REMEMBER ━━ jason toddDonde viven las historias. Descúbrelo ahora