d i e c i n u e v e

609 91 6
                                    

— Buenos días (T/N) ¿Dormiste bien?— te acercaste a la mesa de la cocina, dónde allí se encontraba Martha preparando el desayuno.

— Dormí bien, gracias por preguntar t-tía— dudaste al principio si decirle de esa manera o no.

  Cuando la mayor escucho aquel sufijo una sonrisa inundó su rostro, no tenía mucha familia que la llamara de esa forma pero, por supuesto que te trataría como a uno de ellos.

— Me alegra tener más familia como tú— admitió con jubilo.

  Le diste una media sonrisa la cual rápidamente se había desvanecido, a las únicas personas que lograste llamar de esa forma fueron a los padres de Kal y justamente solo podías recordar la última vez que los vistes con Kal siendo un recién nacido justo antes de que el planeta de destruyera.

— Es muy raro decirlo después de hace tantos años— respondiste bajando la mirada, silencio que logró entender la mujer.

— Se que puede ser difícil, pero hay personas aquí que también te quieren mucho— la mujer dirigió su mirada hacia tu dirección—. Y están orgullosos de lo que has hecho hasta ahora.

  Bebiste un poco de jugo de naranja que se encontraba en la mesa, un día anterior Kal te había dicho que saldría a la ciudad por algunas cosas que se necesitaban en la casa, así que solamente te encontrabas en la granja junto a su madre Martha.

— Cambiemos de tema— formuló la mayor colocando el desayuno frente a ti—. ¿Hay algún chico que te llame la atención?

  La sonrisa de Martha cambio a una más pícara tomando asiento frente a ti junto a su desayuno, justamente aún seguías bebiendo del jugo de naranja por lo que aquella pregunta te había tomado por sorpresa, tanto como para que te ahogaras con el jugo.

— Oh, por dios— Martha se acercó rápidamente palmeando tu espalda con preocupación.

  Tú rostro comenzó a cambiar a un color carmesí intenso, no sabias si era por la vergüenza que sentías en esos momentos o porque simplemente no te habías esperado aquella pregunta.

— Estoy bien, gracias— murmuraste de maneras avergonzada—. Por ahora no hay nadie.

  Cuándo Martha te preguntó aquello simplemente la figura de un joven de cabellos negros y orbes color verdes había aparecido en tu mente, justamente por esa razón te habías atragantado con el agua. Jason había sido el primer joven que consiguió obtener un beso tuyo, aquel joven que había estado junto a ti cuando empezaste a ser un superhéroe, debías de admitir que aún seguías sorprendida por sus acciones.

— ¿Estás segura?— preguntó Martha regresandote a la realidad—. Tu cara no hizo más que contradecirte.

  Tus mejillas comenzaban a arder demasiado por la vergüenza que sentías en esos momentos, sabías que lo más difícil ahora sería ocultarlo. Pero, también querías hablar del tema porque no sabías que hacer en realidad, tampoco como actuar.

— ¡Pero!— exclamaste llamando la atención de la mujer—. Tengo una amiga.

  Querías saber que podías hacer al respecto ya que ese beso solamente había conseguido confundirte acerca de tus sentimientos hacia Jason, dijo que estaba tan avergonzada por decirle que eran tú, se suponía que dijo le tenido aprecio por las cosas que el había hecho por ti.

— ¿Una amiga?— Martha bebió jugo de naranja.

— Si— respondiste—. Esa amiga tiene un problema amoroso.

— ¿En serio?— la mayor sonrió prestando atención ella no sabía que serías un poco inocente pero, era un poco notorio que te estabas refiriendo a ti misma—. Cuéntame qué problema tiene.

E-ella tiene un amigo que conoce de hace años, aunque esté amigo suele ser muy molestó ella lo aprecia mucho— resumiste—. Solo que hace días ella y su amigo se besaron cosa que la sorprendió, ahora ella no sabe que hacer.

— Supongo que ella debe de estar muy confundida— afirmó Martha, la mayor comenzó a pensar las cosas.

  Clark siempre solía contarle que tú nunca salias con amigos de tu edad, estabas más acostumbrada a estar con los hijos de Bruce, así que de solo sacó sus propias conclusiones.

— Pregúntale a tu amiga si siente algo por su amigo— aconsejó Martha—. Eso siempre suele aclarar las cosas, en caso de que ella no consiga aclararlo, tiene que pensar en que sintió cuando él la beso.

— Eso puede funcionar—tu mirada se había iluminado, habías estado pensando mucho la situación y no sabías que hacer—. ¡Muchas gracias tía!

— No hay problema— le restó importancia—. Solo dile a tu amiga sino quiere un poco de tarta de mora.

  Tu mirada azul nuevamente se giró en su dirección con sorpresa, ella sabía que todo este tiempo estabas hablando de ti.

— ¡Por favor no le digas a Kal!— le pediste bajando la mirada.

— No lo haré, pero van a tener que contarme que sucedió— Martha sonrió.

REMEMBER ━━ jason toddDonde viven las historias. Descúbrelo ahora