Setsuna Taisho una joven de 20 años perteneciente a la familia más poderosa de Japón es casada con Hisui Nakamura un chico de 25 años hijo del abogado y abogada más solicitados en todo Japón
ya que tienen demasiadas deudas y problemas entre familia...
Silencio... Era lo único que reinaba en la mansión, sonara estúpido pero al escuchar el arma ser disparada no sabía exactamente a quien de nosotros dos le había disparado
Sin importarme a quien le había dado me apresure a quitarle el arma que aún tenía entre las manos
Me levante del suelo rápidamente para luego indicarle a la Señorita Rin que se alejara mientras que verificaba que Setsuna estuviera bien
–maldito mocoso... ¡Me las pagarás! –sin pensarlo un segundo más jale el gatillo, no tenía ni la mínima idea de como usar un arma de fuego pero no podía dejar que se acercara ni a la Señorita Rin ni a Setsuna
La bala había impactado en su hombro derecho... Pero que pésima puntería tenía
Pude ver como rápidamente sacaba una navaja de su chaqueta y corría hacia Setsuna por lo que instintivamente me lance hacia el tumbandolo nuevamente pues la arma se había quedado sin munición alguna
No pude evitar soltar un grito ahogado de dolor al sentir un inmenso ardor en mi hombro y pierna
–¡Hisui! –exclamó Setsuna intentando acercarse a mi pero era detenida por la Señorita Rin
–¡quedate con la Señorita Rin! –exclame casi en un tono de suplica combinado con preocupación
A pesar de las heridas que tenía había logrado tumbarle la navaja que tenía por lo que la pelea se había convertido a puño limpio
–¡ya basta Naraku! –la voz fría del Señor Sesshomaru hizo que dejarla de golpearlo
–mierda... Nos volveremos a ver maldito niño... Y ustedes Taisho,esto es solo una advertencia de lo que se avecina... ¡Moriran todos!–no pude hacer nada más al verlo salir corriendo con dificultad mientras que había intentado perseguirlo pero caí nuevamente al sentir ese ardor en mi pierna, sabía que el Señor Sesshomaru no lo seguiría pues decidió revisar que la Señorita Rin estuviera bien aunque yo hubiera echo lo mismo después de lo sucedido
–¡Hisui!–vi como Setsuna se soltó del agarre de su madre para acercarse donde estaba mientras que yo trataba de levantarme pero por el dolor se me dificultaba demasiado
–¿e-estas bien? –pregunte con preocupación cuando me ayudó a levantarme además de que me había abrazado cálidamente por lo que le correspondí con algo de dificultad
–eso debería preguntartelo yo... Tienes demasiadas heridas...y son muy profundas–acaricie suavemente su cabello para que dejara de preocuparse mientras que ella había enterrado suavemente su cabeza en mi pecho
–sabes que haría lo que sea por protegerte, además no en duele tanto... –trate de convencerla pero al parecer mentir no era mi punto pues un quejido de dolor escapo de mi boca al sentir ese molesto ardor en mi hombro y pierna preocupandola aún más
–oye tu niño... Debo reconocer que eres muy valiente para ser hijo de Miroku... Te agradezco que hayas salvado a mi esposa y a mi hija... Llamaré a un doctor para que venga a verificar que todo este en orden, además las heridas que tienes en tu hombro y pierna son graves... Puedes quedarte si así lo deseas–asentí con sorpresa ante las palabras del señor Sesshomaru quien se retiró junto con la Señorita Rin
–vamos adentro... Necesitas reposar–Setsuna me ayudó a ponerme de pie al igual que a ayudarme a caminar para dirigirnos adentro de la mansión donde estaba el Señor Sesshomaru y la Señorita Rin además de una mujer que se parecía demasiado al padre de Setsuna... Mire por todos lados buscando a ese tal Naraku pero no había dejado pista alguna... Ese maldito me las pagará por intentar herir a Setsuna y a su familia
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