IV

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"James"

 El joven erizo se encontraba tendido en la tierra húmeda. Despertó de un salto al oír la voz de su mejor amigo Louis y, al levantar su vista, se encontró con tres, no, cuatro pares de ojos observándolo alarmados. Tres de ellos eran totalmente desconocidos.

Frunció su ceño, dirigiendo la vista hacia el ratoncito. El pequeño Louis comprendió y presentó a cada uno.

—...y él es Harry la rana —terminó de presentar a su nuevo amigo—, anoche me ofreció cobijo.

Louis bajó su cabeza con tristeza, aquello nunca antes había sucedido. ¿Qué había ocurrido para que su amigo no se presentara?

—¡Oh, Louis! —exclamó el erizo, avanzando hasta quedar frente a Louis—. Lo siento. De veras lo siento mucho, amigo. Encontré unas bayas en mi recorrido de ayer, rojas y brillantes, se veían deliciosas. Traje algunas conmigo para compartirlas contigo, pero en el camino comí algunas y luego me hicieron sentir muy mal.

Ante la explicación dada, Louis sonrió con un poco de gracia y perdonó a su amigo.

—Tonto, te he dicho que no puedes comer cada baya roja que veas.

James soltó una risilla nerviosa y ocultó su rostro detrás de sus diminutas patas. Luego de que todo fuera arreglado, la mariposa fue la primera en despedirse, ya que tenía que regresar con sus tareas diarias.

Neil el alionín y Harry la rana le siguieron después. Antes de irse por completo, Harry caminó hacia uno de sus nuevos amigos y preguntó:

—¿Volveremos a vernos?

Al principio, Louis se vio algo sorprendido ante aquella pregunta. Luego simplemente sonrió y asintió.

—Muy pronto.

Harry asintió de igual manera, satisfecho y siguió a su amigo el ave, quien aguardaba por él en el exterior.

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La rana y el ratón | L.S (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora