La rana y el ratón | L.S (Terminada)

VI

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"Decisiones"

 El tiempo siguió su curso natural, la primavera le cedió paso al verano, quien trajo consigo días largos y calurosos. Por supuesto que era la estación favorita de Louis. Podía prolongar sus siestas por más tiempo, ya que los días se extendían mucho más, sin embargo, prefería pasar sus tardes en el lago en compañía de su buen amigo Harry.

Cuando los rayos de sol comenzaban a ocultarse, simplemente escalaban de regreso a su hogar. Los pequeños animales, sin realmente darse cuenta, habían comenzado a convivir; ciertamente, aquel hecho se hizo más real cuando James el erizo presentó a su pareja.

Se trataba de una eriza simpática que había conocido en uno de sus tantos recorridos por Berylwood. La pareja de erizos había anunciado su mudanza a una nueva madriguera, lo que dejó a Louis el ratón algo triste ya que estaba perdiendo a su compañero, aunque muy en el fondo sabía que tarde o temprano algo así pasaría.

Ante aquella nueva realidad en la que Louis tendría que regresar a su madriguera en total soledad, Harry le propuso mudarse al viejo árbol con él. Louis aceptó sin dudarlo, después de todo, aquel lugar ya se sentía como un hogar.

Luego de la mudanza, Harry la rana comenzaba a experimentar nuevas sensaciones cada vez que estaba en compañía de su amigo.

Y de tanto meditarlo, lo entendió: él adoraba al ratón dormilón. Fue cuando finalmente comprendió lo que sentía —incluso a pesar del miedo de ser rechazado—, que decidió intentar hacer algo.

Comenzó su cortejo dedicándole sutilmente dulces melodías a su amigo. Lo haría hasta que el ratoncito se diera cuenta de que eran para él y solo él.

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