03 || Touch {2/2} |+18|

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Muy segura de lo que estaba a punto de hacer, tiré de la cremallera y desaté el cinturón negro. Con el camino libre, me recreé, regalándole varias caricias por encima de la ropa.

—Narumi, no tienes que ... —intentó detenerme.

—¿Pensabas que no me encargaría de esto? —fruncí el ceño y, para corroborar mi declaración, cerré la sujección alrededor de sus dedos, tras lo que Mitsuya jadeó. Mi matriz, húmeda, no dejaba de cerrarse, empujándome a continuar—. ¿Me tomas por una persona así de cruel, Mitsuya?

—N-no es eso ... —tartamudeó, con su ropa interior ya a la altura de mis ojos—. Lo mancharé todo y no sé cómo le explicaríamos a tu hermana ... —toqué la base y él gimió—. Por favor, no sigas o ...

Comprendí su miedo y, muy en contra de mi voluntad, paré. También relajé las piernas, permitiendo que él sacara los dedos a un ritmo pausado. Apoyada sobre mis codos, intenté levantarme, pero mis piernas no respondían correctamente.

Mitsuya, sacando su lado caballeroso, me ayudó. Ya sentada sobre la cama, acaricié sus abdominales y él comprendió mi anhelo; descendió hasta que mis labios pudieron atrapar los suyos.

Totalmente ebria, le di la solución al problema que nos había frenado.

—¿Me llevas a la ducha? —pregunté, colgándome de su cuello.

Vi la complacencia reflejada en sus negras pupilas.

—Ah, claro que sí ...

Al instante, me cogió en volandas.

El trayecto hasta el baño no era un gran problema. Mitsuya se encargó de abrir la puerta de mi habitación y giró hacia la derecha, entrando al cuarto de baño después de pulsar el interruptor de la luz.

Nuestro reflejo en el espejo apenas reveló mi desnudez. Su ancha espalda ocupó el espacio. Con sumo cuidado, me dejó en el suelo y el frío de las baldosas fue recuperando mis sentidos.

El bochorno que me noqueó momentos antes, se desvaneció en pocos segundos. Tan pronto como tuve control sobre mí misma, me repetí que debía hacerle sentir bien.

Mientras reorganizaba mis ideas, Mitsuya soltó el enganche de mi falda y besó mi mejilla.

—No me importa parar —me comunicó.

Como siempre, él pretendía anteponer mis deseos a los suyos, pero no contaba con que compartíamos el mismo objetivo. A lo mejor fue mi mirada enturbiada o la aparente lentitud de mis movimientos lo que generó aquella duda en Mitsuya.

Solo necesité de un poco de concentración para llevar mis dedos a su pantalón y tirar de él hacia abajo.

—Vamos dentro —le indiqué, recuperando la cordura.

Ya no me preocupaba mucho que él me viese sin nada de ropa. Habíamos hecho algo mucho más íntimo y vergonzoso que mostrarle mi cuerpo. Por eso mismo, fui la primera en entrar al cubículo semitransparente. Mitsuya se tomó aquello con calma y, para cuando entró, cerrando tras de sí, el velo que había cubierto mis ojos ya no existía.

Me encontraba apoyada en la pared, a un lado del grifo, y solo podía admirar su piel blanca. Se me secó la boca al recordar la gratificante sensación de mis dedos corriendo por ella. Si me fijaba, se veían algunos de los arañazos con los que la adorné.

El espacio era bastante reducido para dos personas. Yo traté de apartarme, concediéndole algo de movilidad. No obstante, dejé de moverme cuando mis orbes capturaron su entrepierna. No lo dije en voz alta, pero sé que mi semblante habló. Resultó ser más grande de lo que había imaginado. La posibilidad de que entrase por el mismo lugar que sus dedos se me antojó bastante lejana.

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⏰ Última actualización: May 19, 2022 ⏰

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