Han pasado 7 años desde la última vez que se vieron. Para los antiguos alumnos del Elite Way School nada es igual.
Hace 7 años unos se fueron sin dejar huella, otros sufrían engaños y para colmo el final de RBD.
¿Qué sucederá cuando se reencuentren?
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Mi madre no aparecía por ningún lado y empezamos a buscarla. Estoy entrando en su habitación cuando oigo a mis hijas gritar en la planta de bajo. Corro hasta el salón y me encuentro con una imagen que no hubiera imaginado ni en mi mayor pesadilla.
León Bustamante, ese hombre que se hace llamar mi padre está en el salón con su sequito de hombres trajeados. Mi madre esta atada en una silla con la boca tapada y sus gorilas tienen en brazos a mis hijas mientras Roberta y yo miramos la escena estupefactos.
Diego: ¿Qué haces aquí?
León: Se dice hola papá, no pierdas tus modales.
Diego: Yo no tengo padre, hace mucho que dejaste de formar parte de mi vida.
León: El mismo tiempo que tienes a una manzana podrida que además te ha dado frutos. Eso sí, frutos bastardos que nunca serán dignos de llevar el apellido Bustamante.
Diego: No te atrevas a llamar bastardas a mis hijas infeliz. Me has hecho perderme siete años de estar con ellas pero no voy a permitir que sea más.
León: Qué pena que eso no lo vayas a decidir tú hijo. Lleven a las niñas al cuarto.
Intento acercarme a por mis hijas y dos de sus hombres me cogen al igual que a Roberta.
Roberta: ¿¡Qué mierda quieres?!
León: Lo sabías perfectamente, que dejaras a mi hijo, que te alejaras. Sino te quería solo a ti en su vida menos con las bastardas que tienes como hijas. No tendrías que haber vuelto Robertita.
Roberta: Haz lo que quieras conmigo pero deja a mis hijas, por favor te lo pido León- derramando lágrimas.
León: Demasiado tarde nuerita.
A Roberta y a mí nos atan al igual que a mi madre y se llevan a nuestras hijas llorando y pataleándo. Solo quedamos nosotros tres en el salón, Roberta no deja de sollozar y mi madre intenta despegarse la cinta de la boca.
Diego: Lo siento.
Roberta: No lo sientas, es culpa mía. Sabía que esto podía pasar. Él me lo advirtió en su día, no debí volver.
Mabel: (consigue quitarse la cinta) Esto no es culpa de nadie más que de León. Vamos a salir de esta como la familia que somos, estoy segura. Confiar en eso y en que vuestras hijas estarán bien.
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