Capítulo 11

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Anónimo:

Adams... Un nombre, bueno apellido interesante. Ese hombre nos podría fastidiar el plan en menos de un segundo por eso teníamos que investigarlo a fondo y formar parte de lo que estaba haciendo sin que se diera cuenta de quienes éramos, menos mal que gracias a Blandon y a su inteligencia (que pocas veces usaba) a ver era listo, pero cuando algo le interesa y bastante es capaz de sacar a brillar ideas excelentes, como la de ahora, bueno la de hace unos cuantos meses.

Hace unos meses:

-Bueno no está mal.

- ¿Enserio? Te digo que te centres y te centras en... ¿eso? - exclamó mientras señalaba con ambas manos y brazos estirados a un hombre de unos 30 años alto de tez blanca, moreno con algo de barba y ojos azules - dios Ámbar a veces no llego a comprenderte.

- Ay bueno vale, ¿que quieres que haga? Aún no me has dicho el plan.

El resopló.

- Amber cariño mío ¡ESCUCHA CUANDO TE HABLO! -le tape la boca ya que podíamos ser descubiertos - pero - le hice un gesto de silencio - agh vale. Bueno el plan de hoy por décima vez consecutiva - eso último no dijo en un tono más enfadado - es ver qué hace, espiarlo, observarlo, saber su rutina, la gente con la que se lleva, ver su estilo de vida ¿Tan difícil es?

- Que aburrido, a la próxima me dejas hacer a mi el plan.

- Ni en broma, que quieres que salga todo m- ¡Eh! ¿Que haces?

Me harté este dichoso plan era absurdo; ver que hacía, dios santo ni que tuviéramos cinco años. Así que mientras él decía eso último yo me levanté y fui a un puesto donde vendían zumo natural y compré un vaso de zumo de arándano tamaño grande. Por experiencia propia sé que tarda en irse si no lo limpias bien, ya sería problema mío el que se fuera.

- ¿Para que compras eso? Si tenías sed habérmelo dicho, llevo en la mochila agua - dijo Blandon.

- He esperado demasiado y no ha pasado nada interesante, es mi turno. Tú espera en el arbusto de antes.

- Me das miedo.

- Lástima, esto no habría pasado si hubieras ideado un plan mejor - le sonreí y acto seguido fui en busca del hombre del principio.

Crucé enfrente y me acerqué poco a poco hasta el comienzo del edificio donde supuestamente trabajaba, digo supuestamente ya que no se nada sobre el y de Blandon me fío menos que de otra persona. Me paré y saqué el móvil para hacer como si lo estuviese mirando aunque en realidad lo llevaba apagado y comencé a caminar, de vez en cuando levantaba la vista para visualizar a mi objetivo, cinco metros, cuatro, tres, dos...

¡PUM! ¡CHAS!

-Ay no no no... Lo siento que torpe soy, de verdad no quería...- dije, en realidad no lo sentía, le tiré el vaso adrede era obvio pero tenía que actuar bien.

- Pero que m- ¡Oh! Tranquila no es nada.

- No no, si que pasa que por culpa de mi torpeza te he llenado el traje de zumo de arándanos, déjame compensarte por favor, lo llevaré a la tintorería o lo que sea.

Se rió, SE RIO. Me esperaba de todo menos eso. Mi cara debía de ser un poema por lo siguiente que dijo.

- L-lo siento si te he ofendido por la risa, es que en estas cosas me sale la risa tonta.

-Aaahh te entiendo - no, no entendía, pero me reí para que viera que también me pasaba, estuvimos con la risa un tiempo y al parar le dije - enserio lo siento.

- Tranquila, no es problema tuyo, todos causamos accidentes sin quererlo, y no me debes nada.

- No me vas a dejar tranquila, te lo digo enserio- dije con una risa falsa de nuevo porque por dentro estaba que echaba humo, el chaval era gilipollas lo tenía asegurado, el plan se me estaba yendo a la mierda por su culpa.

El secreto del caso HouseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora